Todo comenzó cuando Roberto Ubieta, un pescador de la localidad costera de San Clemente del Tuyú, encontró al reptil atrapado entre sus redes. Acto seguido, le realizó tareas de primeros auxilios que había aprendido con los expertos de aquella organización, y lo trasladó al Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Marina, perteneciente a la misma institución.
Luego, los profesionales le realizaron varios estudios, que dieron resultados normales. Sin embargo, al poco tiempo el animal comenzó a defecar muchos residuos, situación que alarmó a los especialistas.
«Es muy preocupante encontrar basura de este tipo dentro del sistema digestivo de una tortuga marina. Hay que tener en cuenta que la acumulación de basura le genera una sensación de falsa saciedad que va disminuyendo la ingesta de alimento por parte de estos reptiles», advierte el médico veterinario del Parque Educativo Mundo Marino, Juan Pablo Loureiro. A su vez, detalla: «Esto, claramente, las va debilitando y puede condicionar su supervivencia».
Por su parte, la investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Victoria González Carman, alerta: «La ingesta de gran cantidad de plástico genera una cantidad de gases en el tracto digestivo del animal que pueden afectar su capacidad de buceo, de buscar alimento y de escapar de predadores».
Así, tras realizarle una placa radiográfica, se comprobó que ya no quedaban cuerpos extraños en el organismo del animal, y después de chequear el buen estado físico de aquella tortuga marina, este domingo 6 de mayo fue regresada a su hábitat natural. Con este caso, en lo que va del año la institución registra 24 tortugas rehabilitadas y colocadas otra vez en el mar, de las cuales 11 defecaron algún tipo de plástico.