Al cierre del año pasado, la petrolera alcanzó una deuda de 1.79 billones de pesos, de los cuales el 50 por ciento -o unos 898 mil millones- deberá ser amortizada en los próximos cuatro años, señala el reporte Pemex en la Mira realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).
El 50 por ciento restante del saldo de la deuda tiene vencimientos a partir de enero de 2028.
Si bien la deuda al cierre del 2023 registró una disminución del 14.2 por ciento respecto a los 2.09 billones de pesos que se tuvieron en 2022, la situación financiera de la empresa no deja de ser compleja por los vencimientos en el corto plazo.
Por tal motivo, el pasado 9 de febrero, la calificadora Moody’s rebajó la calificación de Pemex desde B1 a B3 con perspectiva negativa por sus altos riesgos financieros.
Además, la deuda con proveedores de insumos y servicios de la petrolera se incrementó en un 27.5 por ciento pese al compromiso del director general, Octavio Romero, y del Gobierno federal de reducirla.
Al cierre de 2023, la deuda de la petrolera con proveedores alcanzó los 359.8 mil millones de pesos, la cifra más alta de los últimos 13 años en los que maneja registro el Instituto.
Al cierre del cuarto trimestre del 2023, Pemex obtuvo una ganancia por 106 mil 920 millones de pesos como resultado de los altos precios del petróleo y también de los distintos apoyos y aportaciones del Gobierno.
El Imco calcula que los apoyos y aportaciones gubernamentales a la petrolera acumulan 1.65 billones de pesos desde 2019 a la fecha.
De los cuales, 1.15 billones son apoyos directos como aportaciones de capital, estímulos fiscales, entre otras no definidas; y otros 500 mil millones de pesos como parte de lo que la petrolera ha dejado de pagar al Estado por la reducción y condonación de la tasa del Derecho de Utilidad Compartida (DUC).