El Paso, Estados Unidos.- A bordo de la patrulla sobre la rigurosa maleza a lo largo de la frontera en el sur de Texas, Don White, el subdelagado de la Oficina del Sheriff del condado de Brooks, se detiene para observar botellas de agua vacías, ropa desgarrada y varias huellas confusas.

White busca señales de migrantes que pudieron haberse perdido en medio del calor abrasador. A lo largo del verano, las temperaturas se han mantenido durante días seguidos arriba de los 38 grados.

El calor ha sido sofocante para muchos texanos, pero mortal para algunos de los migrantes que se abren paso a través de los matorrales calurosos y áridos para evitar ser detectados por los agentes de la Patrulla Fronteriza.

«Son viejas», dice White, señalando las débiles huellas en la tierra. «Nadie está en peligro en este momento». Al menos por ahora, dijo en voz baja.

Menos personas están cruzando a Estados Unidos desde México este año en comparación con 2022, pero ya ha habido más de 500 muertes en 2023.

La mayoría de estos decesos han sido confirmados con el descubrimiento de cuerpos o restos parciales que White y otros como él hallan mientras realizan sus duros patrullajes.

En 2022, uno de los más mortíferos de los últimos años, hubo 853 muertes confirmadas.

Rastrear migrantes muertos es una ciencia imperfecta. Muchos se ahogan intentando cruzar el Río Bravo; otros sucumben a las sofocantes condiciones del desierto o a la falta de agua, y sus muertes se atribuyen en última instancia a deshidratación, insolación o hipotermia.

El calor implacable de este verano en Texas, combinado con una humedad sofocante, ha contribuido a muchas de las muertes, dijeron funcionarios locales y federales.

«Sería peligroso estar allí durante varias horas», dijo Jeremy Katz, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Brownsville, Texas.

Grupos como South Texas Human Rights, que rastrea informes de migrantes desaparecidos, detenidos o encontrados muertos, han visto un aumento en el número de casos desde la primavera, de 118 casos en marzo al doble en julio y agosto.

La Patrulla Fronteriza ha publicando advertencias en redes sociales.

«Las temperaturas extremas contribuyeron a que 45 personas fueran rescatadas y 10 personas murieran debido al calor y las condiciones peligrosas», escribió el mes pasado el jefe Jason Owens, director de la agencia, en X. Dijo que sus agentes encontraron 13 cadáveres migrantes la semana anterior.

Incluso aquellos migrantes que logran cruzar el río y llegar tierra adentro enfrentan innumerables desafíos, afirmó White.

Dirigidos por contrabandistas, muchos migrantes toman rutas arriesgadas para evitar un puesto de control de la Patrulla Fronteriza en la sede del condado de Falfurrias, a unos 128 kilómetros al norte del Río Bravo, a menudo sin suficiente comida y agua para soportar el viaje de un día.

La frontera suroeste de Estados Unidos ha llegado a ser conocida como uno de los cruces terrestres más mortíferos del mundo.

Desde 1998, al menos 7 mil 805 personas han muerto tratando de cruzar la frontera con México y más de 3 mil 527 siguen desaparecidas, según el Centro Colibrí de Derechos Humanos, una organización de defensa que informa sobre migrantes desaparecidos y realiza búsquedas de ADN para identificar restos.

White, de 70 años, sabe de primera mano lo despiadada que puede ser su área de patrullaje: tierras de rancheros repletas de cactus, arbustos espinosos y ocasionales rodales de robles y mezquites.

Varias horas antes del mediodía de un día entre semana, él y dos miembros de su equipo de búsqueda, John Baker, un veterano del Ejército estadounidense, y Ray Gregory, un paramédico y ex marine, caminaban bajo un sol abrasador, empapando de sudor sus uniformes y equipo.

White finalmente se sentó bajo un árbol cuya sombra le proporcionaba poco alivio, tratando de recuperar el aliento.

«No pasa mucho tiempo antes de que alguien se sienta desorientado y se pierda aquí», dijo.

White afirmó que su opinión sobre su trabajo no es fácil de definir. Por un lado, se considera un político conservador que quiere que la gente en lugares como Nueva York y Los Ángeles comprendan los peligros que enfrentan los migrantes cuando no siguen el proceso de legal para estar en el país.

Pero también considera que es su deber evitar que la gente muera en su intento por encontrar una vida mejor.

Su teléfono nunca deja de sonar por los mensajes de personas desesperadas, principalmente de América Latina, cuyos familiares han desaparecido.

Saca su teléfono y lee los mensajes de una mujer de Guatemala que no había tenido noticias de su hermano en meses.

«Por favor, encuéntrelo», decía el mensaje que Incluyó una foto y una descripción: 28 años, ojos negros, piel morena y un tatuaje de una rosa.

Para White, eso era poco para continuar.

«Sin coordenadas, ¿cómo puedes encontrar a alguien perdido en esta vasta tierra?» afirmó.

Los cuerpos de los que no sobreviven suelen ser enviados a morgues locales y luego, a veces, enterrados en tumbas sin nombre.

Algunos son enviados a laboratorios para realizar más exámenes y determinar cómo murieron.

Molly Kaplan, investigadora de doctorado, trabaja como administradora de casos en Operación Identificación, un proyecto del Centro de Antropología Forense de la Universidad Estatal de Texas.

Kaplan analiza los restos y artículos personales de migrantes muertos para ayudar a identificarlos. Ella asegura que todavía estaba conmovida por un caso que a los investigadores les llevó más de una década resolver.

Se trataba de Sandra Yaneth Aguilar, quien tenía 14 años en 2007 cuando cruzó la frontera cerca de Brownsville y luego desapareció.

Después de años de no saber de su paradero, la madre de Aguilar presentó una muestra de ADN en 2011. Pero no fue hasta 2022 que los investigadores compararon la muestra con un conjunto de restos que habían sido encontrados cuatro años antes en una tumba sin nombre, junto con decenas de otras personas no identificadas, en el vecino condado de Willacy.

Los restos de Sandra finalmente fueron entregados a su familia, que ahora vive en Nueva Inglaterra.

«Es extremadamente gratificante ayudar a darle respuestas a alguien, después de pasar 12 años sin saberlo», dijo Kaplan.

Desde que comenzó el proyecto en 2013, la operación ha recibido 483 restos e identificado 95, incluidos 24 este año.

En el sur de Texas, hubo uno o dos días de lluvia la semana pasada, pero realmente poco alivio el calor.

«Continuaremos con nuestro actual clima húmedo durante el mes de septiembre», se lamentó White. «Octubre inicia la tendencia de enfriamiento, lo suficiente como para que sea más fácil para los que cruzan».

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