El incidente tuvo lugar en una exposición arqueológica donde se exhiben antiguas estatuas romanas que datan de hace más de 1.800 años, según The Times of Israel.
El estadounidense pensaba que estas obras de arte contradecían los cánones del judaísmo y por ese motivo decidió arrojarlas al suelo. En ese sentido, la evaluación inicial de los agentes es que el individuo creía que iban «en contra de la Torá», según un comunicado de la Policía.
Al menos dos estatuas resultaron gravemente dañadas en el incidente.
Las fotos publicadas por las autoridades en redes sociales muestran dos esculturas que habían sido arrancadas de sus pedestales y rotas en varios pedazos en el ala de arqueología del museo. Las esculturas parecen ser una cabeza de la diosa Atenea del siglo II d.C. y una estatua de un grifo –la criatura mitológica– sosteniendo una rueda del destino que representa a la diosa romana Némesis fechada entre 210 y 211 d.C.
Se informa que un empleado de seguridad del museo detuvo al sujeto antes de que fuera arrestado por agentes de la Policía.