Las bailarinas bailan en un área que está resguardada por barricadas metálicas, mientras los autos van pasando. Algunas de las jóvenes usan mascarillas.
Los conductores se colocan debajo de una tienda de campaña blanca, en donde se está llevando a cabo “el entretenimiento en vivo”, y pueden quedarse en ese lugar durante dos canciones mientras esperan que les preparen la comida que ordenaron. El menú incluye pizza, nachos, hamburguesas, bebidas y más.
“Hicimos un cálculo y me pregunté si deberíamos hacer esto”, pero nos dimos cuenta que podíamos ayudar a las chicas que dan el espectáculo y a los empleados”, le comentó Gino DiLollo, el manejador general, a Houston Chronicle.
“No estamos ganando dinero, esto es para ayudar a nuestros empleados”.
El club nudista The Lucky DEvil en Portland, Ore., ha ofrecido una experiencia similar desde que empezó la crisis del Covid-19.