En una ruta mortal está convertido el periférico Francisco R. Almada, pues en sus ocho kilómetros de longitud, desde el poniente al sur de la ciudad, se ha registrado el mayor número de muertes por accidente automovilístico en lo que va del año.

Según cifras de la Subsecretaría de Movilidad, a la fecha son nueve los decesos ocurridos en esa rúa, en un total de 142 percances viales en el mismo lapso.

Reconociendo primeramente que ha habido meses con afortunado saldo blanco, esos números hablan de casi una víctima mortal por mes y que cada cuatro semanas, ocurren técnicamente 15 accidentes viales en ese tramo… uno cada tercer día.

A ello hay que añadir los lesionados que, de consideración o no, suman 42 al día de hoy: poco más de cuatro por cada mes transcurrido y lo que va de octubre.

De esas víctimas mortales, llama la atención que la mayoría sean por atropello. Está fresco el recuerdo de la niña de cuatro años que pereció hace apenas una semana, cuando caminaba por el camellón del periférico y con su madre fue embestida por un vehículo cuyo conductor fue detenido.

Más reciente es la señora arrollada en la madrugada del domingo, a la altura de la calle 38. A esos dos decesos se suman el de un adulto mayor hace dos semanas, una mujer en septiembre y un ciclista en agosto.

Pero la mala fama de la vialidad respecto a severos percances viales no es exclusiva de este año. Como triste ejemplo, aquella lamentable tragedia que costó la vida de tres menores de edad en junio de 2022.

Llaman la atención las anteriores estadísticas, pero a muchos no les sorprende, especialmente quienes viven por esa vía de alta velocidad y tienen necesidad de cruzarla cotidianamente.

La mayoría de ellos coincide en que es una hazaña cruzar el periférico debido a los pocos puentes peatonales que tiene, así como la escasa y muchas veces deficiente y nula iluminación nocturna en una considerable parte de su recorrido.

Mencionan también que en esa zona el exceso de velocidad de los conductores es una constante, pero también, y por la necesidad de pasar hacia el otro lado, la imprudencia de quien se cruza, y que muchos accidentes futuros se pueden evitar.

Así, mientras se deslindan las responsabilidades en los citados percances, mientras vuelven a la zona los operativos carrusel y ante la imposibilidad de llenar de puentes y topes esa vialidad, si usted está detrás del volante, conduzca con precaución, respetando los límites de velocidad, concentrado en la carretera y completamente sobrio.

O si usted es peatón y necesita cruzar, hágalo por una zona iluminada. De preferencia por los puentes o por los cruces de los semáforos. Si está lejos de estas zonas, haga el esfuerzo por caminar a una de ellas.

No cruce por áreas oscuras, ni aunque lo haga haciendo señales con su celular. Y si por cualquier circunstancia debe cruzar de noche, un chaleco reflejante es buena inversión, pero jamás dará la protección que da estar atento al entorno.

Detrás del volante o a pie, cuídese. Seguro hay alguien que le espera en casa.

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