Antes de que Vicente iniciara con este proyecto de forestación, el parque lo componían dos juegos y un baldío de terracería en las calles Cuenta del Conchos y Ladrilleros, de la colonia Antiguo Lienzo Charro.
Por esta tarea el Ayuntamiento le pagaba una suma mensual, según dijo, misma que hace un año dejó de recibir. Aunque a Vicente esto le preocupa, no le impide continuar con el riego y cuidado de sus árboles.
“Esto me tomó cuatro años, antes estaba muy feo ahí”, dice el hombre que camina ya con lentitud y se le dificulta hablar.
Sin embargo, con una cubeta que llena con agua de red morada recorre el terreno para regar cada una de las plantas y árboles.
En este terreno a un costado de un pequeño arroyo que pasa por detrás, el hombre espera que en unos años, a pesar de que él no pueda ser testigo, los niños del barrio jueguen bajo las sombras de los árboles.
Vicente explicó que los árboles se los trajeron del vivero de Municipio; sin embargo, ya no recibe la aportación económica que se le había asignado por su trabajo.
Según dijo es importante sembrar árboles, sobre todo a su edad, pues dice que aunque él no esté, los árboles vivirán por muchos años.