CDMX.- Acostumbrado a atacar a quien critica a su gobierno, el Presidente Andrés Manuel López Obrador subió esta semana el tono contra la Administración de Joe Biden en Estados Unidos, y calificó de «bodrio» el Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en México 2022 elaborado por el Departamento de Estado de aquel país.

El reporte, entre otras cosas, señala que el año pasado se registraron en el país asesinatos cometidos por agentes de la policía, el Ejército y otros funcionarios gubernamentales; además, hubo desapariciones forzadas cometidas por agentes del Estado.

También reporta casos de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes por parte de las fuerzas de seguridad; condiciones penitenciarias duras y potencialmente mortales; arrestos y detenciones arbitrarias; restricciones a la libertad de expresión y a los medios de comunicación, incluida la violencia contra periodistas.

«La impunidad y las tasas extremadamente bajas de enjuiciamiento siguieron siendo un problema para todos los delitos, incluidos los abusos contra los derechos humanos y la corrupción. Hubo informes de que algunos agentes del Gobierno fueron cómplices de bandas criminales internacionales, y las tasas de enjuiciamiento y condena fueron bajas por estos abusos», indica el reporte.

El miércoles, en su conferencia matutina de Palacio Nacional, López Obrador se refirió al tema sin que hubiera una pregunta al respecto y en tono despectivo dijo que un «departamentito» del Departamento de Estado había elaborado el reporte para hacer política y que para ello se había puesto de acuerdo con el empresario Claudio X. González, con la analista Denise Dresser y con el ex Embajador de México en Estados Unidos, Arturo Sarukhán. Sin embargo, no ofreció ningún elemento de prueba de la supuesta vinculación.

«Es un departamentito dentro del Departamento de Estado que protege al conservadurismo de América Latina, del Caribe y del mundo, esa es su función. Por eso ahí van, como era antes, como fueron a buscar a Maximiliano cuando el movimiento de Reforma, fueron los conservadores, pues ahora a Estados Unidos, allá van todos a presentar sus quejas.

«Y luego, si ustedes ven el informe del departamentito del Departamento de Estado, es un bodrio. Hay que revisar el diccionario. Dicen: ‘Según expertos, se presume, se señala’. No hay sustento, utilizan la calumnia en el departamentito del Departamento de Estado», señaló.

Esta no es la primera crítica que López Obrador lanza al Departamento de Estado, el 28 de febrero lo acusó de injerencista, luego de que el vocero de esa dependencia, Ned Price, interrogado en una conferencia de prensa sobre la situación en México y la reforma electoral, señalara que la democracia en el mundo es una preocupación para el canciller Anthony Blinken.

«¿Qué le digo, con todo respeto, al señor Blinken del Departamento de Estado? Que hay más democracia actualmente en México que en Estados Unidos, y que en vez de estarse metiendo, actuando de manera injerencista en nuestros asuntos, si quieren seguir con la misma política, pues que se ocupen de lo que está pasando en el Perú, en donde ahí la Embajadora de Estados Unidos es la asesora de los golpistas que pisotearon las libertades y la democracia en ese país», indicó el Mandatario.

El pulso con Estados Unidos, además incluye los ataques contra varios legisladores republicanos que han formulado críticas a la política de seguridad de «abrazos y no balazos» y sugerido que se declare a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas y de esa forma tener más recursos para combatirlos, incluido el uso del Ejército.

«¡Qué se creen estos mequetrefes, intervencionistas, prepotentes! A México se le respeta», soltó López Obrador el pasado 10 de marzo.

Salvo por la respuesta de los legisladores, quienes se están moviendo en consonancia con los tiempos electorales en Estados Unidos, las reacciones de parte de autoridades de aquel país han sido mesuradas.

Blinken ha evitado entrar en la polémica aunque ha hecho declaraciones, aguijoneado por legisladores de su país, en el sentido de que hay partes del territorio mexicano que están controladas por el crimen organizado y que medidas de presión, como las realizadas contra la empresa Vulcan Materials, podría desincentivar la inversión de empresas estadounidenses.

En contraste con la retórica de las conferencias matutinas, López Obrador fue amable con el enviado especial sobre Cambio Climático de la Casa Blanca, John Kerry, con quien sostuvo una reunión de trabajo y al que, de manera inédita, invitó a ser orador en la ceremonia del 217 aniversario luctuoso de Benito Juárez celebrada en Guelatao, Oaxaca, el pasado 21 de marzo.

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