Ian Jones, profesor de virología en la Universidad de Reading de Gran Bretaña, señala que si la solución no es 100% confiable, en lugar de contener la enfermedad, podría hacerla evolucionar a tal grado que evitaría los anticuerpos generados al momento de la inoculación.
En otras palabras, el virus sería aún más resistente, pues «aprendería» de la información que el sistema inmunológico esté enviando; por lo que posibles futuras vacunas serían inútiles. Hay que señalar que esto es un escenario teórico, pues no hay un precedente como tal, por lo que no se sabe bien qué pasaría si se llega a ese estadio.
Rusia comenzará a probar su vacuna a finales de agosto
A pesar de los temores fundamentados de la comunidad científica, el gobierno ruso está decidido a comenzar las pruebas generales de su vacuna Sputnik-V en grandes grupos de población, siendo los últimos días de agosto los elegidos para comenzar la iniciativa.
En esta primera etapa se procederá a vacunar a 40 mil personas, siendo el proceso analizado por un órgano internacional, del cual no se ha dado a conocer su identidad. Esto con el fin de contar con el aval de las instituciones de salud de dicho país.
Si todo sale de acuerdo a lo planeado, se procederá a inyectar a un grupo más grande de personas, así hasta que se dé el visto bueno para una inoculación generalizada.
Aunque el mismo presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró que la vacuna es segura y la administró a sus hijos, las autoridades de la nación europea no han querido compartir los detalles de los análisis clínicos realizados hasta el momento.