De acuerdo con las autoridades, la nueva variante se identificó a un hombre de 56 años de edad que arribó a Matamoros, procedente de la Ciudad de México, siendo confirmado a COVID-19 y de acuerdo a la normatividad, fue solicitada a la federación el procesamiento de la muestra a fin de descartar la portación de cepas no conocidas en el país.
El resultado fue positivo a la nueva variante del SARS-CoV-2, que apareció por primera vez a mediados de septiembre en Reino Unido y que se ha convertido en la variante predominante en aquel país.
Molina Gamboa precisó que de forma inmediata se dio seguimiento a viajeros y tripulación del vuelo, resultando negativas las muestras procesadas, además de desplegar las acciones orientadas a mantener la vigilancia epidemiológica y el control de las fronteras a través de la Comisión Estatal para la Protección contra Riesgos Sanitarios.
La funcionaria insistió en su llamado a extremar las medidas preventivas como el uso del cubrebocas, el lavado frecuente de manos y quedarse en casa el mayor tiempo posible, ya que se ha confirmado que la mutación B117 es más contagiosa que la cepa original.
Tras el surgimiento de la nueva variante, países europeos y americanos anunciaron la cancelación de vuelos e ingresos desde el Reino Unido en un intento por evitar el ingreso de pasajeros contagiados.
Sin embargo, México renunció a dicha normativa al considerar que con ello no se podría evitar el arribo de la nueva variante al país.
“La variante ya se había identificado desde septiembre, aunque se notificó en la primera semana de diciembre, lo más probable es que la cepa esté ya en múltiples países, podría estar en México”, dijo Hugo López-Gatell, Subsecretario de Salud, el pasado 30 de diciembre en conferencia de prensa.
López-Gatell explicó que la nueva variante se caracteriza por múltiples mutaciones y “no representa una amenaza adicional a la salud pública” más allá del hecho de que estamos en un pandemia.
Además, dijo que México no llevará a cabo operativos sanitarios para hallar el virus en lugares como aeropuertos o puertos de llegada.
“No es un objetivo técnico de utilidad detectar o estar esperando el virus en un puerto de llegada”, apuntó.
Dijo que “la probabilidad de que el virus se introduzca y sea detectable con una estrategia de verificación de viajeros que se les hagan pruebas y se detenga y se pueda hacer la secuenciación genética para decir: ‘ya no entre al país’ no es factible, no es un mecanismo útil para inhibir la variante genética”.
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