Según el «Estudio mundial sobre el homicidio 2019», en aquel año 464 mil personas fueron víctimas de homicidios alrededor del mundo, con una tasa global de 6.1 casos por cada 100 mil personas, mientras que en México esa cifra fue de 24.8.
«Las (cifras) de México volvieron a aumentar en 2015, y para 2017 habían alcanzado un nivel sin precedentes, con más de 30 mil (homicidios)», indica el documento.
«Esto parece deberse a la creciente desorganización de la delincuencia, ya que los cárteles dominantes de hace cinco años se han fragmentado y diversificado».
La UNODC recuerda que fue en 2017 cuando se extraditó a Estados Unidos a Joaquín «El Chapo» Guzmán, mientras que entre 2012 y 2018 varios líderes de Los Zetas fueron capturados o abatidos.
«La desorganización del mercado causada por estos golpes contra los niveles superiores de los principales cárteles parecen haber revertido la tendencia a la baja, y las tasas de homicidios comenzaron a subir nuevamente entre 2014 y 2017», reitera.
Otra actividad criminal que la agencia de la ONU liga con los homicidios es el robo de combustibles, principalmente en el delta del Níger de Nigeria y en México.
«Es otro ejemplo de una actividad criminal relacionada con la lucha por los recursos naturales que ha llevado al homicidio y al conflicto armado».
En su informe, la UNODC destaca que 19 por ciento de los 464 mil homicidios cometidos en todo mundo el fueron perpetrados por el crimen organizado.
«Al igual que los conflictos armados, la delincuencia organizada desestabiliza a los países, mina el desarrollo socioeconómico y erosiona el estado de derecho», alerta el documento.
Según los datos difundidos ayer, América se ubicó como la región más peligro del mundo, con una tasa de 17.2 homicidios por cada 100 mil habitantes, con principal foco en El Salvador, donde la tasa fue de 62.1.
En África la tasa fue de 13; en Europa, de 3; en Oceanía, de 2.8, y en Asia, de 2.3.