Además, más de dos mil 800 personas resultaron heridas en el terremoto registrado en la mañana del sábado, informó la agencia de protección civil del país.
Los haitianos buscaron durante toda la noche en los edificios destrozados en busca de amigos y familiares atrapados entre los escombros.
El terremoto arrasó cientos de hogares en el empobrecido país, que todavía se está recuperando del gran sismo que lo afectó hace 11 años y está sin jefe de Estado desde el asesinato de su presidente Jovenel Moise el 7 de julio.
Iglesias, hoteles, hospitales y colegios quedaron gravemente dañados o destruidos, mientras que los muros de una prisión se resquebrajaron por los violentos movimientos sísmicos que convulsionaron Haití.
«Necesitamos mostrar mucha solidaridad con la emergencia», dijo el primer ministro de Haití, Ariel Henry, un neurocirujano que fue puesto al frente del atribulado país tras el asesinato del presidente.
Algunos haitianos dijeron que pasarían la noche del sábado durmiendo al aire libre, traumatizados por los recuerdos del terremoto de magnitud 7 de 2010, que golpeó mucho más cerca de la capital, Puerto Príncipe, y acabó con la vida de decenas de miles de personas.
Imágenes publicadas en las redes sociales mostraron a los residentes metiendo sus manos en estrechas aberturas en pilas de mampostería derrumbada para sacar a personas bajo los escombros de las paredes y los techos desplomados.
El acceso a las áreas más afectadas era complicado por un deterioro de la seguridad que ha dejado las carreteras de acceso clave en partes de Haití en manos de bandas, aunque informes no confirmados en las redes sociales sugirieron que dejarían pasar la ayuda.
El impacto del sismo se sintió también en Jamaica y Cuba. Los países de la región rápidamente ofrecieron ayuda a Haití.
LA JORNADA[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]