El incendio ocurrió en Tábara en Zamora, España; en donde varios bomberos y voluntarios intentaron extinguir pero, gracias a que estaban en un campo de trigo, fue algo imposible ya que eso ayudó a que se esparciera a gran velocidad.
Tanta fue su expansión que uno de los que ayudaba a tratar de extinguir el fuego en una máquina especial, quedó atrapado por un momento entre las llamas. Desesperado el hombre comenzó a pedir ayuda pero nadie podía acercarse.
Así que, cuando vio que nadie podía ayudarlo, él mismo corrió lo más rápido que pudo hacia el lado contrario de donde estaba el fuego, afortunadamente corrió y pudo salir del fuego antes de morir calcinado.
El hombre sufrió quemaduras graves durante los trabajos de extinción y fue trasladado en helicóptero a la Unidad de Quemados del Hospital Universitario Río Hortega en Valladolid para ser tratado por sus heridas.