Se reveló que el pasado 10 de junio como a las 4:30 de la mañana un grupo de federales que portaban armas de fuego irrumpió en una casa habitada por inmigrantes y se llevaron a la extranjera.
Después la entregaron a Rodolfo Favela Ledezma, Luis Antonio Guido González y Walter Alexander Guajardo, este último oriundo de El Salvador y quien desde hace dos años vive en Ciudad Juárez al parecer con documentación apócrifa.
Cuando el secuestro estaba en proceso el dueño de la casa, quien tiene su residencia en una vivienda adjunta al inmueble que era habitado por los migrantes –cuya ubicación quedó bajo reserva judicial– salió y les preguntó si podía ayudar en algo al tiempo que les explicó que ésa era su casa y que la había rentado.
En respuesta le dieron varios golpes y lo aventaron contra la cajuela de un automóvil Taurus de color negro.
Luego la mamá de esta persona salió a ver qué pasaba, pero también fue aventada. Los tres fueron llevados a una casa de seguridad en la calle Hacienda Casa de Janos número 9503-71, de la colonia Las Haciendas.
Los policías ahí los entregaron a los captores, quienes por dejar en libertad a la hondureña pidieron 6 mil dólares y cobraron 5 mil, aunque todo el dinero que demandaban fue depositado por su mamá, quien radica en Estados Unidos.
Por las otras dos víctimas los delincuentes solicitaron 10 mil dólares, pero después de una negociación aceptaron 27 mil pesos.
Las víctimas fueron rescatadas el 14 de junio por agentes de la Unidad Antiextorsión adscritos a la Fiscalía estatal, quienes únicamente buscaban a los mexicanos pues nadie había denunciado los delitos de que fue objeto la hondureña, informó una agente del Ministerio Público (en una audiencia realizada ayer en la décima sala de la “Ciudad Judicial” ante el juez de Control Apolinar Juárez Castro.
Al rendir declaración ante el MP el pasado 15 de junio, la hondureña dijo que ella llegó a Ciudad Juárez el pasado 8 de abril y el 15 de mayo tuvo su primera audiencia migratoria en El Paso con las autoridades estadounidenses, quienes la retornaron a México a través de esta frontera y le fijaron una segunda audiencia para el próximo 25 de julio.
Por la desesperación la hondureña se comunicó con su mamá para pedirle que le pagara a un “coyote” que la cruzara de forma ilegal a Estados Unidos. La mamá le respondió que en dos semanas depositaría 2 mil dólares y lo hizo a nombre de una persona identificada como Verónica, a quien la mamá de la víctima le pidió que la recibiera en su casa.
El 7 de junio la extranjera fue llevada a la casa de Verónica y dos días después fue cambiada a otro lugar al que le denominaban “bodega”.
Supuestamente ese día la iban a cruzar ilegalmente a Estados Unidos pero no fue así y el 10 de junio fue secuestrada por un grupo de hombres que portaban uniformes de la Policía Federal.
La hondureña dijo que para amanecer de ese día escuchó gritos en los que decían “ya sabemos que están ahí, ábranos” y golpes en las ventanas. Ella se escondió en un baño junto con otras dos mujeres, pero los federales rompieron las puertas y las sacaron. Después llegó una mujer y a la extranjera la obligaron a hacerle sexo oral.
“Me preguntaron de qué nacionalidad era, les dije que de Honduras entonces me dice: ven conmigo, me agarra la cabeza, me agacha y me saca de la casa y me sube a un carro negro, nos llevan a otra casa. Me taparon los ojos con tape gris y una persona de sexo masculino me dio vuelta y me bajó el pantalón. Le dije que yo andaba en mi período y me dejó, se fue” declaró la víctima.
Agregó que “volvió a entrar esta persona y me obligó a tener sexo oral, me puso la pistola en la cabeza y me preguntó si yo sabía cuál era ese sonido. Le dije que sí y él me dijo que tenía que hacer todo lo que dijeran, me desnudó y me penetró, después se salió, regresó y me dio agua”, declaró la migrante.
Esta misma persona fue violada por otro hombre en dos ocasiones más y objeto de un abuso sexual por parte de otro varón, durante el tiempo que estuvo bajo cautiverio.
Cuando fue liberada, la víctima identificó que las personas que la violaron son Guido González y Alexander Guajardo, aunque tenía los ojos tapados con ‘tape’ pudo ver porque sus lágrimas remojaron el pegamento.
La otra víctima mujer también fue violada en varias ocasiones. En su declaración afirmó que le pegaron en los glúteos además de mantenerla amarrada de pies y manos tirada sobre un colchón junto a su hijo, quien fue atado y lo golpearon de forma severa.
“Me golpearon la espalda con una varilla, los pies. Sentí que en la cabeza me ponían un arma de fuego y como estaba boca abajo me subieron las piernas y con la misma varilla me golpearon las plantas de los pies, las pantorrillas, los dedos”, declaró el dueño de la casa.
Dijo que antes de que lo secuestraran, cuando salió de su casa para ver qué pasaba en la vivienda que había rentado desde mayo pasado, vio una unidad de la Policía Federal y los uniformes tácticos que los distinguen.
Los familiares de los mexicanos interpusieron la denuncia penal y cuando un vecino del sector denunció a través de un teléfono comunitario que había visto a un grupo de hombres bajar a personas sometidas para introducirlas a una casa ubicada en la calle Hacienda Casa de Janos, las autoridades intercambiaron información y se implementó el operativo que permitió el rescate el pasado 14 de junio.
Cuando los policías llegaron durante el operativo, inicialmente los secuestradores pensaron que eran sus cómplices y no se alertaron, indicó la fiscal en la audiencia judicial.
“Escuché que tumbaban una puerta, me asusté, me levanté el tape, vi un arma y volví a bajar el tape. Pero me dice una persona que estuviera tranquila, que eran policías. No lo podía creer, porque pensé que me iban a matar”, dijo la hondureña en su declaración.
El juez Apolinar Juárez Castro declaró legal la detención de los tres sospechosos y fijó otra audiencia para mañana a las 12:00 horas a fin de llevar a cabo la continuación de la audiencia inicial en la que se determinará si vincula o no a proceso a los acusados.