La situación es especialmente dramática en países como Rusia, que vivió incendios sin precedentes el año pasado, mientras que el fenómeno de «El Niño» ha exacerbado la pérdida de masa forestal en América Latina, explicó el informe conjunto de Global Forest Watch (GFW), World Resources Institute (WRI) y la Universidad de Maryland.
En comparación con 2001, en las últimas dos décadas los incendios han arrasado cada año unas 3 millones de hectáreas, el equivalente a la superficie de Bélgica.
El 70 por ciento de la superficie devorada por las llamas se concentra en los bosques más al norte, en regiones de Rusia, Canadá y Alaska, los mayores depósitos de carbono del planeta hasta ahora.
Rusia perdió 53 millones de hectáreas en las últimas dos décadas, el equivalente a la superficie de Francia. Pero la situación también es dramática en Brasil, que perdió 9.5 millones de hectáreas en ese periodo, el equivalente al 15 por ciento del total mundial. Bolivia, por su parte, perdió en estas dos últimas décadas 1.6 millones de hectáreas.
«Dos tercios de esas pérdidas ocurren en bosques primarios, que son importantes reservas de carbono y biodiversidad», explicó el texto.
Cada año aumenta pérdida de masa forestal
Los investigadores de la Universidad de Maryland utilizaron satélites para determinar la superficie quemada.
Los incendios representan, según el estudio, cerca de una cuarta parte del total de pérdida de masa forestal desde principios de siglo en el mundo. El resto es causado por la deforestación o por causas naturales, como tempestades e inundaciones.
La pérdida de bosques a causa de los incendios aumentó un 4 por ciento cada año en todo el mundo, es decir 230 mil hectáreas suplementarias.
Y cerca de la mitad de ese aumento se debe a los incendios más importantes en los bosques boreales, «probablemente el resultado del calentamiento en las regiones septentrionales», añaden los investigadores.
Europa, en un récord de fuego este año
En Europa, el servicio de monitoreo vía satélite Copernicus advirtió la semana pasada que los incendios forestales llegaron a niveles récord este año. Decenas de miles de hectáreas se perdieron en Francia, España y Portugal. El cambio climático es «probablemente un factor primordial» de ese incremento.
Las canículas, que secan los bosques y los fragilizan ante la amenaza de las llamas, son cinco veces más probables actualmente que hace un siglo y medio. Y esos incendios exacerban al mismo tiempo la emisión de gases de efecto invernadero, lo que provoca un «ciclo de retroalimentación».
«En esas regiones boreales, el CO2 se acumuló en el suelo durante centenares de años y fue protegido por una capa húmeda», explicó a la AFP James McCarthy, analista de GFW.
«Estos incendios, más frecuentes y más graves, queman esa capa superior y liberan ese CO2».
Esta dinámica, advierte el estudio, puede provocar a medio plazo que los bosques boreales cesen de ser reservas de carbono. Los investigadores piden a los Gobiernos que refuercen la protección de los bosques y que combatan la deforestación.
«Los bosques son uno de los mejores medios de defensa contra el cambio climático», explicó McCarthy.