“En la guerra, Putin tiene las probabilidades a su favor. Es más despiadado que nosotros, y Occidente sigue financiando la agresión con los 700 millones de dólares diarios en importaciones de petróleo, gas y carbón”, explica.
“Robert Habeck, el ministro de Economía alemán, ha descartado categóricamente la prohibición de las importaciones de energía, argumentando que pondría en peligro la paz social de Alemania. Y es el mismo político alemán que se opuso al Nord Stream 2, mucho antes de que estuviera de moda hacerlo”
Más allá de otros intereses, se encuentra la venta de gas y otros combustibles que realiza Rusia hacia Europa, cuyos ductos de alimentación corren precisamente por los territorios en conflicto.
Con información de El País