Chiapas.- Quince días después de salir a vender una perrita en el sur de Chiapas y desaparecer, los jóvenes Manuel de Jesús Flores Zúñiga, de 26 años, y Jostin Rudibey Vázquez Morales, de 19, fueron localizados asesinados ayer en la región de la entidad golpeada por la narcoviolencia.

 La Fiscalía General del Estado (FGE), a través de su apartado «¿Has visto a? Chiapas», informó la localización de los dos hombres integrantes de una misma familia, quienes el pasado 12 de septiembre partieron desde Frontera Comalapa a Motozintla para intentar vender una perrita pug.

 De acuerdo con familiares, Manuel de Jesús pactó a través de redes sociales la venta de la mascota y para no ir solo en un viaje de aproximadamente 50 kilómetros invitó a su sobrino político Jostin Rubidey a acompañarlo en su moto gris.

 Sin embargo, después de las 15:05 horas, no se supo más de las dos víctimas en una región que en las últimas semanas ha estado plagada de retenes de sicarios por la disputa del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) contra el Cártel de Sinaloa (CDS).

Apenas ayer, la madre de Jostin Rudibey suplicaba a las autoridades que le entregaran el cuerpo de su hijo y su cuñado para poder darles sepultura en Frontera Comalapa.

 «Necesitamos que Comalapa sea el mismo de antes cuando todo mundo podía salir libremente a pasear en las noches, escuchar la marimba como antes era, ahora seis, siete de la noche tenemos que estar en casa porque tenemos miedo, así como mataron a mi hijo y mi cuñado, mi hijo de tan solo 19 años», dijo a medios locales.

 «Ya no podemos. No lo hemos podido recuperar, lo que sabemos es que los de Motozintla los enterraron a todos juntos y los queremos traerlos, solo traerlos».

 El pasado 14 de septiembre, a través de una protesta, la esposa de Manuel de Jesús pidió que fueran encontrados con vida.

 «El único error que hemos cometido es que ellos fueron a ese lugar porque no sabíamos en la situación en la que estábamos, somos de familia humilde, trabajadora, nos ganamos la vida honradamente», expresó.

 «Estamos deshechos, destrozados porque no sabemos cómo están, los queremos que regresen, no tenemos nada en contra de nadie, solo queremos que regresen a casa con vida, son personas inocentes, trabajadoras, luchadoras, mi hermanito solo tiene 19 años y mi esposo 26 años, adora a su hijo, y si fue para allá fue para comprar un bote de leche porque no teníamos dinero, la situación acá estamos muy mal, fue para entregar la perrita».

Tras semanas de esta violencia que ha causado extorsiones y también el cierre de comercios, apenas hace unos días el Ejército y la Policía estatal comenzó su recorrido para intentar restablecer el orden y también la energía eléctrica.

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