En sus testimonios al día siguiente de la tragedia, contaron que la fiesta ya estaba por terminar. El grupo musical que habían contratado para amenizar tocaba sus últimas canciones cuando llegaron unos hombres que se quedaron en la entrada sin hablar con nadie.
Minutos después salieron y casi enseguida regresaron con más. Eran unos 10. Algunos de los jóvenes de la fiesta se acercaron a ellos y les pidieron que se retiraran porque era un evento privado.
«Hicieron como que se fueron. Se fue la luz. Pero enseguida regresaron y comenzaron a disparar. No se veía nada, solo se escuchaban las detonaciones como un enchorizado (ruido continuo de explosiones de cohetes).
«Corrí y me tiré al piso, después todo fue silencio; varios de los heridos se estaban quejando y algunos pidiendo ayuda, escuché que uno de los agresores gritó: ‘¡mátenlos a todos!», contó un sobreviviente.
Ayer la Fiscalía estatal reportó que en el lugar encontraron 195 balas disparadas, en tanto que redujeron de 12 a 11 el número de muertos.
Cuando ya no escuchó nada, uno de los jóvenes contó que salió de donde estaba escondido y con la lámpara de su celular comenzó a buscar a sus amigos.
«Era una escena muy fea, parecía una zona de guerra», relató.
‘¡Mátenlos a todos!’
El grupo armado ingresó a la hacienda por una puerta lateral y en el patio central empezó a disparar indiscriminadamente contra todos los asistentes.
Durante la masacre, algunos los agresores salieron e incendiaron seis vehículos, uno de ellos propiedad de «Dinastía Cornejo».
En el lugar quedaron tendidos los cuerpos de al menos 11 jóvenes.
Un miembro del staff de la banda, que no ha sido identificado, también fue asesinado en el ataque, mientras que otro de los integrantes del grupo fue alcanzado por las balas.
El sobreviviente relató que después de un rato que ya no escuchó nada, salió de donde estaba escondido y con la lámpara de su celular comenzó a buscar a sus amigos.
«Fue algo terrible. Cuando me levanté, saqué mi celular para prender la linterna y buscar a mis amigos», recordó.
No supo quién de sus amigos solicitó la ayuda y poco después comenzaron a llegar las ambulancias y la Policía.
Ajustan cifra
Anoche, la Fiscalía de Guanajuato ajustó a 11 la cifra de muertos tras la masacre en la ex hacienda de San José del Carmen.
En un comunicado, indicó que los reportes que dieron cuenta de 12 víctimas se debieron a que al hospital ingresó un lesionado a la misma hora que lo hicieron los heridos de la posada.
«Se pudo establecer que este doceavo (cuerpo) no estaba relacionado con los hechos citados», refirió.
La Fiscalía informó además que en la escena del crimen encontró 195 elementos balísticos que corresponden a varias armas largas de diversos calibres, entre ellos .223 y 7.62.
«La Unidad Especializada en Investigación de Homicidios ha recabado más 35 entrevistas con las que se ha logrado tener elementos objetivos para establecer una hipótesis de lo sucedido», mencionó.
Ahora la zozobra
En redes sociales, familiares y amigos han escrito mensajes para despedirse de Thalía Cornejo, Macarena Becerril, David Hernández, Galileo Almanza, Irving Ruiz, Héctor Almaraz, Emiliano Vargas, Antonio Sánchez, Marco Antonio López y José Alberto Ramírez, jóvenes que fueron masacrados el domingo.
Thalía, de 25 años, se había mudado de Salvatierra a Querétaro para estudiar psicología. La joven era conocida en la región debido a que en 2017 fue coronada como Reina de la Candelaria en una de las festividades más importantes del municipio guanajuatense, pero también por su generosidad.
Tras su coronación, se encargó de reunir víveres y repartirlos a las familias afectadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre.
La madre de Héctor, de 16 años, lo despidió con un mensaje en Facebook en el que lo describió como un joven amoroso con «el corazón más puro y la sonrisa más sincera».
«Mi niñote bello de ojos bonitos, no sólo te vas tú, te llevas la alegría de la casa, las risas espontáneas, los abrazos sinceros, los chistes raros, las vaciladas, me dejas hecha pedazos que no sé cómo acomodar», escribió.
La familia de José Alberto, otra de las víctimas, veló ayer su cuerpo en la funeraria Santa Rita de la zona centro de la localidad, mientras su gemelo aún se debate entre la vida y la muerte en el hospital.
Ante la tragedia, un amigo de las víctimas expresó que se trataba del «peor diciembre de todos».