Explicó que para el pasado ejercicio de actualización de datos de la población, se utilizaron cerca de 6 mil tablets, de las cuales alrededor de 100 fueron robadas a los encuestadores en diversos hechos delictivos, los cuales no pasaron a mayores.
Ante esto, comentó que la información estaba encriptada a modo de que no la pudieran extraer de los dispositivos, explicando que estos aparatos estaban asegurados, por lo que la compañía encargada del seguro de las tablets, repuso los dispositivos robados con otros o de manera monetaria directo a la tesorería del Inegi.
Hizo referencia en que no hubo amenazas ni ataques directos a los encuestadores que pusieran en riesgo la vida de estos últimos, destacando que en el caso de los dispositivos electrónicos robados, no había posibilidad de que los datos recabados se perdieran o se pudiera hacer mal uso de estos.
El coordinador estatal de Inegi comentó que previo a dar inicio al censo, se tomaron diversas estrategias, como por ejemplo contratar personas de las regiones a consultar, las cuales ya sabían como moverse, desplazarse e incluso tenían conocimiento de la población en esos lugares.