En una reunión virtual, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo a los ministros de más de 80 países, entre los que figura México, que Estados Unidos era «el canario en la mina de carbón» porque acusó el golpe antes que otros.
Casi 110 mil estadounidenses murieron en 2022 por sobredosis de drogas, la mayoría por opioides sintéticos como el fentanilo, hasta 50 veces más potente que la heroína.
«Una vez saturado el mercado estadounidense, las empresas criminales transnacionales se dirigen a otros sitios para ampliar sus beneficios», afirmó Blinken.
«Si no actuamos juntos con una urgencia extrema, más ciudades de todo el mundo soportarán los costes catastróficos que se ven en Estados Unidos».
Las adicción en Estados Unidos se disparó a partir de la década de 1990, cuando las empresas farmacéuticas comercializaron agresivamente los analgésicos, con un efecto desproporcionado en los veteranos de las guerras en Irak y Afganistán.
En respuesta, Washington presionó a China, de donde procede la mayoría del fentanilo, para que prohibiera las exportaciones, lo que hizo en 2019.
Pero China sigue siendo un productor de las sustancias químicas (llamadas precursores) que se usan para fabricar fentanilo. Parten a México y América Central, donde los cárteles producen analgésicos y los introducen de contrabando en Estados Unidos.
En un contexto de gran tensión en las relaciones entre China y Estados Unidos, los congresistas estadounidenses han culpado públicamente a Beijing de la epidemia de opiáceos y piden que se tomen medidas enérgicas.
Todd Robinson, subsecretario de la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, afirmó que se invitó a China a la reunión del viernes y que a Estados Unidos le gustaría que participara en citas similares en el futuro.
Robinson precisó que Beijing está en contacto con los países que sí participan, cuya misión consiste en «esforzarse contra estas cadenas de suministro» e «implicarse» con China.
Blinken reconoció implícitamente que la acción de China no acabará con la epidemia porque «cuando un Gobierno restringe agresivamente un precursor químico, los traficantes simplemente lo compran en otro lugar».
La coalición, que se reunirá en persona en septiembre, al margen de la Asamblea General de la ONU, también examinará las mejores prácticas nacionales en el tratamiento de las adicciones.
Aborda asimismo otras drogas sintéticas como el captagón, un estimulante similar a las anfetaminas cuyo consumo ha aumentado en los países árabes, entre ellos Arabia Saudita, que participó en la reunión del viernes.