«Lamento profundamente la angustia que ha causado una de las piezas de mi presentación del domingo», afirmó el diseñador de la emblemática marca británica, el italiano Riccardo Tisci.
«Aunque el diseño se inspiró en un tema náutico, me doy cuenta de que era insensible. Nunca fue mi intención molestar a nadie», subrayó, precisando que se asegurará de que algo así no vuelva a ocurrir.
La prenda en cuestión era una sudadera de color café que, en torno a la capucha y colgando sobre el cuello, llevaba una soga con un nudo corredizo como los utilizados para los ahorcamientos.
Su aspecto había sido denunciado un día después del desfile por la modelo Liz Kennedy, que publicó en Instagram imágenes de la sudadera afirmando que «el suicidio no es moda».
«No entiendo cómo se puede dejar algo que parece una soga colgando de un cuello desfilar por la pasarela», escribió Kennedy interpelando directamente a «Riccardo Tisci y todo el mundo en Burberry».
«¿Cómo podría alguien pasar esto por alto y pensar que estaría bien hacer esto, especialmente en una línea dedicada a las niñas y jóvenes? La juventud (es) impresionable», agregó.
Marco Gobbetti, director general de Burberry, anunció la retirada de la prenda asegurando que llamó a Kennedy en cuanto conoció el caso para disculparse, reconociendo que la firma cometió «un error».
No es la primera vez que una gran marca de moda se encuentra en esta situación.
Hace apenas unas semanas, Gucci tuvo que retirar una sudadera por ser considerada racista; Prada tuvo que hacer lo mismo con uno de sus accesorios más recientes.
Información de AFP