De acuerdo con un estudio presentado este martes, en diciembre de 2018 hubo al menos 44 víctimas (municipales, estatales y federales); en 2019 fueron 446; y en enero de 2020 se contabilizaron 55.
El estudio señala que cada día es asesinado al menos un policía, y que el riesgo de que un elemento de seguridad sea víctima de homicidio es casi cuatro veces más alto que cualquier otro ciudadano.
Si se toman en cuenta los datos de todo 2018, cuando la ONG comenzó a hacer el conteo a partir de reportes hemerográficos, el número de policías asesinados asciende a 953 desde entonces.
El tipo de policía que más asesinan son preventivos (de los tres órdenes de Gobierno), con 755 decesos desde 2018, seguidos de ministeriales, con 136; de Tránsito, con 40; y custodios, con 22.
La entidad más peligrosa para los policías es Guanajuato, ya que ocupa el primer lugar nacional en asesinatos desde 2018, con 66 policías ese año, 73 en 2019, y 9 en enero de este año.
El primer mes de 2020 cerró con al menos 55 policías caídos, de los cuales 9 fueron en Guanajuato, 7 en Estado de México, 6 en Tamaulipas, 5 en Chihuahua y 4 en CDMX.
María Elena Morera, presidenta de Causa en Común, advirtió que los policías no solamente se encuentran en un gran abandono, sino que los crímenes que se cometen contra ellos no tienen consecuencias.
«El mensaje que terminan mandando las autoridades estatales, federales y municipales es completamente criminal: matar a un policía es fácil y no hay consecuencia», sentenció.
«Al final del día, lo que vemos es que los policías terminan siendo trabajadores de segunda del Estado. No les dan los instrumentos necesarios. Los policías son empleados de segunda».
Morera sostuvo que el Estado olvida a las Policías cuando se trata de protegerlas, pero las recuerda cuando decide que es políticamente conveniente repudiarlas, como pasó recientemente con la PF.
El estudio, detallado por el investigador de la organización, David Blanc, advierte que la tasa promedio de policías asesinados es de 115.8 oficiales por cada 100 mil policías.
«Es decir, casi cuatro veces más alto el riesgo de que un policía sea victimado, ya que la tasa promedio de asesinatos es de 31.1 por cada 100 mil habitantes. Hay un altísimo riesgo para los policías», enfatizó.
Propuestas
Morera hizo una serie de propuestas ante este fenómeno, como mejorar los salarios de los policías y dotarlos del armamento y equipamiento necesarios y suficientes.
También, planteó ampliar la capacitación para policías; dar las indemnizaciones de ley sin ningún retraso a los familiares de los policías caídos; y definir un régimen complementario de prestaciones.
«Requerimos que los estados y los municipios cuenten con una fuente estable de financiamiento, de no ser así podemos hablar de muchas cosas, pero no va pasar nada», añadió Morera.
«El asesinato de cualquier policía debería ser investigado sin dilación alguna, la impunidad debe parar y el Estado mexicano debe hacer frente a los culpables. Si queremos que los policías nos cuiden, comencemos por cuidarlos».