Estos tanques, en la lista de deseos de Kiev desde hace tiempo, fueron comprometidos por los países occidentales este año y llegan a tiempo para la esperada ofensiva de Ucrania en la primavera boreal.
En paralelo al refuerzo del arsenal ucraniano, Rusia se aferra al plan de su Presidente, Vladimir Putin, de desplegar armas nucleares tácticas en Bielorrusia, aliada de Moscú al norte de Ucrania, pese a las críticas.
El Jefe del Gobierno alemán, Olaf Scholz, dijo el lunes que habían suministrado tanques de batalla Leopard «muy modernos» a Kiev. El Ministerio de Defensa indicó posteriormente que se enviaron 18 unidades.
«Nuestros tanques han llegado a manos de nuestros amigos ucranianos como se había prometido y a tiempo», dijo el Ministro de Defensa, Boris Pistorius, en un comunicado.
Además, Kiev también recibió tanques Challenger de Reino Unido, dijo una portavoz del Ministerio de Defensa ucraniano.
El titular de este departamento, Oleksiy Reznikov, dijo previamente que había inspeccionado una «nueva incorporación» a su arsenal, compuesta por estos tanques, vehículos alemanes de combate de infantería Marder y vehículos blindados estadounidenses Stryker y Cougar.
«Hace un año, nadie hubiera pensado que el apoyo de nuestros socios sería tan firme», dijo Reznikov en Facebook.
Despliegue de armas nucleares
En Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que las críticas occidentales al anuncio de Putin sobre el despliegue de armas nucleares en Bielorrusia «no pueden influenciar los planes de Rusia».
En una entrevista televisada dos días antes, Putin dijo que iban a colocar armas nucleares tácticas «sin violar» sus «acuerdos internacionales sobre la no proliferación nuclear».
La amenaza de un desastre nuclear se cierne desde hace un año sobre este conflicto, especialmente alrededor de la central ucraniana de Zaporiyia, controlada por los rusos desde los compases iniciales de la guerra.
Durante una visita del director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, el Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo que no era posible garantizar la seguridad alrededor de esa central nuclear.
«Sin la retirada inmediata de las tropas y el personal rusos de la planta nuclear de Zaporiyia y su territorio adyacente, cualquier iniciativa para restaurar la seguridad nuclear está condenada al fracaso», dijo.
El argentino Grossi, que debe visitar esta semana la planta, dijo que se había reunido con Zelensky en la ciudad de Zaporiyia y que reiteró «el apoyo total del OIEA a las instalaciones nucleares de Ucrania».
Evacuaciones en el frente
En el este de Ucrania, misiles rusos golpearon distintos edificios en Sloviansk, mataron a dos personas que se encontraban en sus coches e hirieron a más de 30, dijo la Policía.
Una gorra manchada de sangre yacía a un lado de una calle, junto a un vehículo aparcado con el asiento delantero teñido de color rojo y cubierto de cristales rotos.
La Policía indicó que los proyectiles eran misiles rusos S-300s, diseñados en teoría para la defensa aérea pero usados por Moscú para realizar ataques terrestres ante la supuesta falta de municiones de sus tropas.
En Avdiivka, otra localidad golpeada en el frente de la región oriental de Donetsk, un responsable ucraniano dijo que los trabajadores municipales estaban siendo evacuados ante el avance de las fuerzas rusas.
«Avdiivka se parece cada vez más a un lugar sacado de películas posapocalípticas», dijo el responsable de la administración militar local, Vitaliy Barabash, en redes sociales.
«Por ello, se tomó la difícil decisión de evacuar (…) a los trabajadores municipales, que al menos trataron de mantener la limpieza y vitalidad de la ciudad» mientras siguieron allí, agregó.
Las fuerzas rusas tratan de ocupar desde hace meses la totalidad de la región oriental de Donetsk, con combates especialmente cruentos en la localidad de Bajmut, al norte de Avdiivka.