México, Argentina y Brasil no figuran entre las 24 naciones que suscribieron el documento, difundido durante el plenario de la 52 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el máximo órgano político del bloque.
El texto, impulsado por Guatemala, no constituye sin embargo una decisión de la OEA, que ayer comenzó su asamblea con un mensaje en video del Presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, pidiendo el apoyo de la región.
«Es crucial que estemos unidos en condenar los referendos fraudulentos de Rusia como una violación del derecho internacional, e inequívocamente rechacemos cualquier intento de anexarse territorio ucraniano ilegalmente», dijo el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Esperamos que esos países también apoyen una resolución sobre el tema que se espera en la Asamblea General de la ONU en las próximas semanas, agregó.
Da EU más fondos por migración
Al margen de la cita de la OEA, Blinken, quien participa en el cónclave tras visitar Colombia y Chile, anunció nueva asistencia humanitaria y de seguridad para Latinoamérica por más de 240 millones de dólares.
La ayuda está destinada a asistir a los países de la región a financiar la acogida de migrantes y refugiados, y se suma a los millones de dólares ya aportados por Estados Unidos para la recepción en estos países de refugiados venezolanos, precisó el Departamento de Estado.
«¡La OEA es atea!»
La Asamblea de la OEA, la primera presencial desde 2019, se realiza bajo el lema «Juntos contra la desigualdad y la discriminación», una «agenda progresista» rechazada por activistas de la derecha religiosa de varios países latinoamericanos.
«¡La OEA es atea, te quiere sin Dios y sin familia!», gritaban miles de manifestantes que marcharon durante casi tres horas hacia el Centro de Convenciones de Lima, pronunciándose a viva voz contra el aborto y la «ideología de género».
Entre los que protestaban en defensa del «alma de América» había ciudadanos de Perú, México, El Salvador, Argentina, Costa Rica y Uruguay.
Los reclamos de grupos ultraconservadores contrastan con las protestas de hace unos años contra la OEA por parte de movimientos de izquierda, que la acusaban de ser un instrumento de Estados Unidos, país que aporta más del 50 por ciento del presupuesto anual del bloque.