Ciudad de México.- De todos los desafíos que heredará la próxima Administración en México (migración histórica, déficit creciente, criminalidad desenfrenada) destaca un problema que ningún otro jefe de Estado tiene que enfrentar: la compañía petrolera más endeudada del mundo.

 A Petróleos Mexicanos (Pemex) le vencen 11 mil millones de dólares este año, la mayor parte de vencimientos de bonos que enfrentará al menos hasta 2050, según un documento de la compañía y datos compilados por Bloomberg.

Si bien el Gobierno del Presidente saliente Andrés Manuel López Obrador ha prometido cubrir la mayoría de esos pagos, es sólo la punta del iceberg.

 En total, Pemex debe 106 mil millones de dólares, y esa deuda tiene consecuencias mucho más allá de México. Está en manos de inversores de todo el mundo que han sufrido pérdidas a medida que las finanzas de la empresa se han deteriorado.

 También tiene implicaciones para el mercado petrolero global y el medio ambiente, erosionando significativamente la producción del cuarto productor más grande del hemisferio occidental y, dicen los críticos, llevando a la compañía a descuidar el mantenimiento que contribuye a los derrames y fugas de gases de efecto invernadero.

 Recortar la deuda es clave para revertir la producción, ya que el dinero que podría gastarse en arreglar infraestructuras obsoletas se está utilizando en cambio para cubrir facturas y pagos de intereses.

 Si bien el suministro de petróleo de América en general se ha convertido en el mayor motor de crecimiento del mundo, la contribución de México se está reduciendo. Su producción se ha desplomado a casi la mitad en las últimas dos décadas. Los analistas ven pocas perspectivas de un cambio de rumbo.

 «Pemex es como un gran tren de alta velocidad al que es muy difícil cambiar de vía.

«El Gobierno está haciendo lo mínimo indispensable para mantener tranquilos a los inversionistas. No veo ningún cambio en la trayectoria de Pemex», dijo Adriana Eraso, analista corporativa de América Latina de Fitch Ratings.

 Sin embargo, hay un atisbo de optimismo en el mercado.

 Los bonos de Pemex se han recuperado en los últimos meses a medida que los inversores confían cada vez más en que la empresa seguirá pagando su deuda con la ayuda del Gobierno federal.

 Los bonos de Pemex con vencimiento en 2027 han subido un 6 por ciento, a alrededor de 94 centavos por dólar desde septiembre, cuando el Gobierno dijo que asignaría fondos para la compañía en su Presupuesto de 2024.

Un portavoz de Pemex no respondió a una solicitud de comentarios sobre los planes a largo plazo de la compañía para abordar su carga de deuda. La compañía dijo en octubre que pagaría bonos con vencimiento en 2024 con apoyo del Gobierno.

AMLO ha estado prodigando apoyo a Pemex en forma de recortes de impuestos e inyecciones de capital, que no han revertido el declive financiero de la compañía.

Sus políticas nacionalistas han restringido la inversión del sector privado en la industria petrolera de México, dejando gran parte de la carga del desarrollo de los campos petroleros del País a Pemex.

 Los inversores están atentos a lo que podría hacer el próximo Gobierno para salvar a la empresa de su creciente deuda. Hasta ahora, no están convencidos de que la estrategia de la siguiente Administración se desvíe marcadamente de la de AMLO, dijo Eraso.

 La favorita a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, miembro del partido gobernante Morena y con un doctorado en ingeniería energética, aún no ha esbozado un plan para reducir la deuda, pero ha enfatizado la importancia de Pemex al tiempo que ha resaltado la necesidad de una transición hacia más energía renovable.

 «Sheinbaum podría ser menos dogmática que AMLO en cuanto a cerrar la puerta a la inversión extranjera, y podría estar dispuesta a abordar algunas de las preocupaciones ambientales dados sus antecedentes. Pero no esperen cambios importantes», dijo Edwin Gutiérrez, jefe de deuda soberana de mercados emergentes de Abrdn Plc en Londres.

 Los aliados de Sheinbaum han reconocido que Pemex necesita reelaborar su plan de negocios, mientras que algunos de los miembros del directorio de la compañía han sugerido que una parte de la deuda de la compañía debería hacerse pública; en resumen, asumida por la Secretaría de Hacienda, colocando la carga sobre los contribuyentes.

 Es más fácil decirlo que hacerlo. El Gobierno no puede hacerse cargo directamente de la deuda de Pemex según la ley mexicana, y una garantía gubernamental para cubrir los pagos requeriría una enmienda constitucional, según Gabriel Lozano, economista jefe de JPMorgan Chase en Ciudad de México.

 Si el Gobierno entrante tiene «una mayoría clara en el Congreso, podría modificar más fácilmente el régimen empresarial y cambiarlo. Eso les daría una puerta de entrada para poder garantizar explícitamente la deuda de Pemex. Pero este será un año en el que tendremos que salir del paso», dijo Lozano.

 La deuda de Pemex ha bloqueado en gran medida el acceso de la compañía al mercado, y refinanciar los bonos sería costoso ya que las tasas globales siguen siendo altas. Según Barclays, el apoyo gubernamental continuo o las emisiones soberanas también podrían afectar la calificación crediticia de México.

 «La carga de apoyar a la petrolera en medio de una desaceleración global que incluye a Estados Unidos puede limitar la flexibilidad fiscal de México y aumentar la dependencia del país de los ingresos de Pemex, al tiempo que aumenta el riesgo de acciones negativas de calificación crediticia para la deuda soberana», inidcó Jaimin Patel, analista de crédito senior.

 La mayor competidora de Sheinbaum, la candidata opositora Xóchitl Gálvez, ha pedido «modernizar» a Pemex. Ha sugerido que un modelo como el de Petrobras de Brasil, que cotiza en bolsa a pesar de estar controlado por el Gobierno, podría funcionar para Pemex.

Petrobras -o Petróleo Brasileiro SA- redujo una enorme carga de deuda similar con un plan de reestructuración en la última década que incluyó recortes de costos y venta de decenas de miles de millones de dólares en activos.

 Incluso una privatización parcial de Pemex probablemente enfrentará un fuerte retroceso. La nacionalización de los activos petroleros de México en 1938 es tan significativa desde el punto de vista cultural que los escolares del País la conmemoran cada año el 18 de marzo.

 «No sabemos qué va a hacer la próxima Administración, pero sabemos qué debería hacer. Deberían privatizar una parte de Pemex como lo hizo Petrobras», dijo Jeff Grills, jefe de deuda de mercados emergentes de Aegon Asset Management.

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