«Comete el delito de matrimonio forzado, la persona que, mediante engaños, intimidación o violencia, obligue, coaccione, induzca, solicite, gestione u oferte a otra persona contraer matrimonio o cualquier relación, de carácter civil y personal, con o sin su consentimiento, con alguien más, a cambio o no de algún beneficio directo o indirecto.
Artículo 194 Ter.
El matrimonio forzado será sancionado con una pena de cinco a diez años de prisión y multa de doscientas a quinientas veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización.»
La pena descrita en el párrafo anterior se aumentará hasta en un tercio, si la víctima perteneciere a algún pueblo o comunidad indígena o afromexicana, así lo indicó el legislador, quien argumenta que «el matrimonio forzoso o servil es una forma de explotación en la trata de personas. De hecho, a nivel mundial, 15 millones de niñas se casan antes de cumplir los 18 años de edad mientras que, en países de Latinoamérica, 1 de cada 4 niñas, dijo haberse casado antes de los 18 años».
En su boletín informativo también señala lo siguiente:
Es evidente la vulneración de derechos pues no se considera a la mujer como “sujeta” de derechos, con capacidad para regir sobre su propia vida: sino que es poco más que un “objeto” o una posesión que funciona en varias ocasiones como medio de intercambio para los miembros masculinos de su familia y sobre la cual sólo éstos tienen derecho a tomar decisiones respecto a su educación, movilidad, salud reproductiva, entre otras cuestiones.
Para las mujeres mexicanas, la tendencia no mejora en la encuesta de Salud y Derechos de las Mujeres Indígenas (ENSADEMI), en el año 2008, concluyó que, de los aproximadamente 13 millones de mujeres indígenas, el 1.8% se había casado sin su consentimiento; el 2.3% inició su relación, por algún motivo de violencia; el 0.8% denunció haber sido comprada y el 1.5% había sido robada sin su consentimiento.
De acuerdo con información del Observatorio de Violencia Social y de Género (OVSG) el 23.6% de las mujeres en México se han casado o viven en unión conyugal antes de cumplir los 18 años.
Aproximadamente 15% de las mujeres jóvenes entre 15 y 19 años está casada actualmente y esta proporción se relaciona estrechamente con el nivel de educación alcanzado.
Ante eso, el matrimonio y las uniones tempranas despojan a las niñas y a las adolescentes de su infancia, siendo una práctica nociva y una forma de violencia que vulnera sus derechos y les afecta en su salud, educación, integridad e incrementa la discriminación y la violencia contra ellas.