Cerros amarillos, terreno café, ganado buscando un poco de pasto y arroyos secos, son el común denominador del triste paisaje que domina en el entorno.
De acuerdo con varios pobladores, sólo ha caído una pequeña llovizna en la región, insuficiente para siquiera remojar un poco la tierra.
Balleza desde hace varios siglos, representa una de las regiones ganaderas por excelencia y los pobladores, aunque se han preparado con presiones en ejidos y rancho, poco pueden hacer ante la sequía, y tienen que vender animales para comprar pastura encarecida y así procurar la supervivencia de su hato, en espera de mejores tiempos.