“El Neto” proviene de una familia muy disfuncional. Tenía un hermano y la mamá era la que mantenía el hogar.
Los investigadores creían que la madre de Ernesto Alfredo era la que guardaba el dinero producto de las actividades ilícitas de su hijo. Sin embargo, una realidad es que la estructura financiera de la organización delictiva que encabezaron Piñón de la Cruz y Soto Rodríguez nunca fue investigada, dijo un agente del Ministerio Público a condición del anonimato.
“Dicen que ella, la madre de ‘El Neto’ guardaba el dinero, pero nunca se siguió esa investigación”, dijo el MP, lo que también consignó Nava López en su libro.
“El Neto” y “El Lalo” se conocieron en el Bar Eduardo’s, ubicado en la calle Justo Sierra y Vicente Guerrero, propiedad del padre de uno de los integrantes de la banda.
El entrevistado recordó los inicios de esta banda y expuso que en sus inicios “no eran tan malos”, lo que atribuyó a que los plagiarios eran menores de edad principalmente y los plagios eran cometidos “por diversión” y una forma efectiva de ganar dinero fácil.
“En sus inicios no eran tal malvados. Secuestraban a sus objetivos y al liberarlos los dejaban en las afueras de un centro comercial”, dice el MP.
Fue a partir del secuestro de una mujer, hija de un restaurantero, ya con la integración de hombres más sanguinarios como Juan S.G. alias el “XMan” o José S. “El Stitch”, que empezaron a cometer otros actos como la mutilación para forzar el pago de la víctima.
“Se empiezan a juntar con gente como sicarios y del crimen organizado, es cuando se vuelven más malditos”, refiere el exfiscal.
Menciona que tampoco trabajaban para ninguna organización delictiva, ya que eran “secuestradores independientes”.
El archivo periodístico refiere que “El Lalo” inicialmente fue reclutado por José Oswaldo Gamboa Sánchez y su tío José Guillermo Sepúlveda “El Memo”. El 16 de febrero 2009 sus cuerpos decapitados fueron localizados sobre el Camino Viejo a San José y Diego de Alcalá.
Ambos crímenes se los atribuyó el grupo delictivo “La Línea” mediante dos cartulinas colocadas sobre los cadáveres, ahí señalaban a las víctimas como “extorsionadores y robacarros”.
“Ese año cuando capturan a ‘El Lalo’ y su grupo en marzo (2009), éste buscó cobijo con “Los Mexicles’. Primero fue ‘El Lalo’, quien ingresó al Cereso y después ‘El Neto’, capturado hasta octubre de ese mismo año”, agregó. Dentro del penal ‘El Neto’ continuó perpetrando más secuestros con expresidiarios que entrenó, relató Nava López en su obra.