En una ceremonia que dura tres días, el Pueblo Rarámuri celebran el triunfo del bien sobre el mal con rituales tradicionales en los que convergen las culturas

El Pueblo Rarámuri del municipio de Guachochi se prepara para celebrar el “Noliluachi” o Semana Santa con una ceremonia ancestral en la que durante tres días dan gracias al creador Onorúame, que es Dios padre y madre por el triunfo del bien sobre el mal. En este ritual, que se centra en el conflicto entre la divinidad y el diablo, participan “Los Pintos” quienes danzan y luchan desde el Jueves Santo alrededor de una fogata en poblaciones como Norogachi, Tonachi y Santa Anita, beben el tradicional tesgüino, sepultan la imagen de Cristo envuelta en una cobija y concluyen el Sábado de Gloria con la “Quema del Judas” o del “Chabochi”, simbolizando así la creación de un nuevo orden universal donde dan fin a problemas como la sequía y la enfermedad, además de pedir perdón por todo lo malo que hicieron durante el año.

Considerada la celebración rarámuri de mayor importancia para dar gracias al creador, la Semana Santa en la Sierra Tarahumara se vive de una manera particular con la participación de los pueblos originarios de Chihuahua, reuniendo de tal manera también a una gran cantidad de turistas, no solo de México sino del resto del mundo quienes se adentran en las actividades.

Se trata de eventos que se realizan los días Jueves, Viernes y Sábado Santo. Norogachi, una comunidad perteneciente al municipio de Guachochi situada a 2 mil 150 metros sobre el nivel del mar es una de las tantas que participan en la celebración, siendo este uno de los puntos de mayor concentración durante los últimos años.

Todo inicia el jueves con una luminaria, es decir, encienden una fogata en un punto alto de la montaña y danzan al son del tambor y la flauta, siendo ello una forma de agradecer, pero además, al momento de realizarlo afirman que su mente olvida y el cuerpo rejuvenece.

Para el viernes por la tarde, con una procesión al panteón por toda la comunidad e integrada por los rarámuris, “sepultan” a la representación de Dios. Por la noche, danzan hasta el agotamiento, acompañados en todo momento por tesgüino (cerveza de maíz) que inclusive hacen acompañar de alcohol.

El sábado, mediante un ritual, queman a Judas, simbolizando de tal manera que muere el mal. Pascoleros, pintos y soldados, anuncian el restablecimiento del orden universal, no hay enfermedad, ni sequía, inclusive algunos aseguran que si la hay es porque las tradiciones se están perdiendo.

Con una misa, el domingo ya hay un nuevo inicio, el mal fue vencido y los tarahumaras aseguran que se ha ido de sus comunidades, prediciendo que el año será mejor para ellos.

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