El Pontífice hizo este llamado en un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Paz de la Iglesia Católica, que se celebra el 1 de enero. El título del mensaje, que tradicionalmente se envía a los líderes mundiales, es «Inteligencia artificial y paz».
«La escala global de la inteligencia artificial deja claro que, junto a la responsabilidad de los estados soberanos de regular su uso internamente, las organizaciones internacionales pueden desempeñar un papel decisivo a la hora de alcanzar acuerdos multilaterales y coordinar su aplicación y cumplimiento», escribió.
«Insto a la comunidad mundial de naciones a que trabajen juntas para adoptar un tratado internacional vinculante que regule el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial en sus múltiples formas».
Francisco, que a menudo ha criticado a la industria armamentística, advirtió contra el uso de la IA en los sistemas de armas.
«La investigación sobre tecnologías emergentes en el ámbito de los llamados sistemas de armas autónomas letales, incluida la militarización de la inteligencia artificial, es motivo de grave preocupación ética. Los sistemas de armas autónomos nunca podrán ser sujetos moralmente responsables», indicó.
Para Francisco, la petición tiene algo de personal: a principios de año, una imagen generada por inteligencia artificial en la que aparecía vestido con un lujoso abrigo largo de color blanco se hizo viral, demostrando lo rápido que puede propagarse una imagen realista falsa por internet.
El mensaje del Papa se hizo público días después de que los negociadores de la Unión Europa lograron la aprobación provisional de la primera normativa sobre IA del mundo, que se espera que sirva como ejemplo para los gobiernos que consideren elaborar su propia legislación.
La inteligencia artificial ha acaparado la atención mundial en el último año gracias a los impresionantes avances de sistemas revolucionarios como el ChatGPT de OpenAI, que ha encandilado a sus usuarios con su capacidad para producir textos, imágenes y canciones similares a los creados por los humanos.
Pero también ha generado temores por los riesgos que esta tecnología de rápido desarrollo plantea para el empleo, la privacidad, la protección de los derechos de autor y hasta para la propia vida de los humanos.
Francisco reconoció la promesa que ofrece la IA y elogió los avances tecnológicos como una manifestación de la creatividad de la inteligencia humana, haciéndose eco del mensaje del Vaticano en la Asamblea General de Naciones Unidas de este año, donde varios líderes mundiales presentaron las ventajas y los peligros de la tecnología.
Pero su nuevo mensaje de paz fue más allá e hizo hincapié en las graves preocupaciones existenciales planteadas por los defensores de la ética y los derechos humanos acerca de la tecnología que promete transformar la vida cotidiana de forma que puede alterarlo todo, desde las elecciones democráticas al arte.