Atenas, Grecia.– Los operadores de buques tienen una idea radical para las empresas industriales que buscan formas de deshacerse de las emisiones de carbono: llevar el CO2 capturado al mar y enterrarlo bajo el lecho marino.

Pero primero, superenfriar las emisiones de carbono a temperaturas tan bajas que se conviertan en líquido.

HD Hyundai Heavy Industries, el astillero más grande del mundo, y el armador griego de buques Capital Product Partners han diseñado un buque especializado para transportar CO2 licuado. Imaginan a estos barcos transportando su carga a pozos agotados de petróleo y gas en alta mar, donde sería bombeada y enterrada para su almacenamiento permanente.

Capital Product Partners firmó un acuerdo para cuatro de estos barcos, que se entregarán en el 2025 y 2026, y que en conjunto costarán más de 300 millones de dólares.

La estrategia aún enfrenta incógnitas en materia de seguridad e impacto ambiental, ya que no se ha probado el almacenamiento de grandes volúmenes de CO2 bajo el lecho marino a largo plazo y la investigación no arroja conclusiones sobre los efectos si se escapa.

En algunos países, las grandes corporaciones emisoras deben pagar impuestos por sus descargas de CO2, que intentan minimizar atrapándolas antes de que lleguen a la atmósfera. Esto deja a las empresas con millones de toneladas métricas de CO2 que necesitan almacenar.

En algunas zonas, las instalaciones terrestres para almacenar el CO2 capturado, como los pozos de petróleo agotados, se están quedando gradualmente sin espacio y se están volviendo cada vez más costosas, llevando a los emisores y a los propietarios de buques de carga a buscar una solución en alta mar.

Un viaje típico del barco transportador de CO2, que tendrá un casco reforzado y tanques especiales, comenzaría en una terminal con instalaciones de licuefacción de gas. Enfriado a menos 50 grados centígrados, el dióxido de carbono se convierte en un líquido más de 600 veces más denso que el gas, lo que permite el transporte de grandes volúmenes. Los buques están construidos para transportar cada uno hasta 25 mil 400 toneladas métricas de CO2 por viaje, según Capital Product Partners.

Los barcos llevarían su carga de CO2 licuado a terminales en el norte de Europa, donde podrían bombearlo a pozos petroleros vía una serie de tuberías. O se dirigirían al mar, donde utilizarían las bombas de las plataformas marinas para transferir el CO2 a pozos de petróleo y gas marinos en desuso y a cavernas designadas bajo el lecho marino.

Capital Product Partners dijo que los volúmenes totales de emisiones de carbono destinadas a ser enterradas serán varias veces mayores que las emisiones producidas al licuar y transportar el CO2 por mar.

Capital Product Partners señaló que invirtió en los buques después de conversaciones con algunos de sus mayores clientes, incluyendo importantes empresas de energía, servicios públicos y comerciantes de commodities. Jerry Kalogiratos, su director ejecutivo, destacó que está convencido de que el transporte marítimo de CO2 despegará en los próximos años, ya que muchas zonas carecen de pozos terrestres para almacenar las emisiones.

Se anticipa que el mercado mundial de captura, utilización y almacenamiento de carbono crezca de 2.6 mil millones de dólares en el 2021 a 5.2 mil millones de dólares para el 2026, una tasa de crecimiento anual compuesta de alrededor del 15%, de acuerdo con BCC Research, con sede en Boston. En la Unión Europea se espera que el almacenamiento de carbono aumente a 80 millones de toneladas métricas de CO2 en el 2030 y alcance al menos 300 millones de toneladas métricas en el 2040, afirma la Comisión de la UE.

Empresas de cemento y materiales de construcción como Heidelberg Materials y Holcim, gigantes químicos como BASF y empresas de energía como BP, Ørsted de Dinamarca y Equinor de Noruega planean construir sus propias plantas de captura de carbono. Su objetivo es eliminar sus emisiones tierra adentro y mar adentro, por ejemplo en cuevas submarinas frente a las costas de Noruega y en el Mar del Norte, potencialmente utilizando los buques especializados. Algunas grandes empresas de la UE planean construir sus propios muelles para cargar residuos de CO2 para su transporte. Los más pequeños podrían utilizar una red de oleoductos con acceso a terminales.

Otros grandes contaminadores, como Japón y Corea del Sur, también podrían hacer planes para almacenar CO2 bajo las aguas frente a Australia, Indonesia y Malasia, dicen ejecutivos de la industria en esos países.

El concepto aún enfrenta obstáculos. Los geólogos y arquitectos navales de plataformas marinas dicen que un riesgo asociado con el almacenamiento en el mar es que los sellos en los pozos agotados pueden erosionarse con el tiempo y el CO2 podría escapar.

«Los pozos se sellan con una mezcla de concreto y arena de secado rápido. Si hay una fuga tierra adentro, el gas podría regresar a la atmósfera, pero no hay investigación concluyente sobre lo que sucederá si se escapa al agua», dijo Fotis Pagoulatos, ingeniero naval en Atenas. «El consenso por ahora es que el riesgo de contaminación en el mar por fugas de CO2 es bajo».

También son preocupantes las fugas accidentales mientras el CO2 se bombea bajo el agua a los pozos o cuevas a través de tuberías, indicó. En ese caso, el gas licuado potencialmente podría llegar a la superficie del agua y causar problemas respiratorios a las tripulaciones.

Las fugas de CO2 pueden formar columnas que se elevan a través del agua hasta la superficie, de acuerdo con George Dimopoulos y Christos Papadopoulos, dos profesores de ingeniería marina en la Universidad Técnica Nacional de Atenas. «Estas columnas pueden afectar la vida marina, dependiendo de su concentración y composición. Las altas concentraciones de CO2 pueden desplazar el oxígeno del agua, lo que puede ser perjudicial o mortal para los peces y otros organismos», dijeron en un correo electrónico.

En algunos casos, la inyección de fluidos licuados en formaciones geológicas profundas puede provocar terremotos, agregaron. El riesgo de terremotos inducidos por las inyecciones de CO2 aún se está evaluando, pero es más probable que los temblores ocurran en sitios de almacenamiento en tierra que bajo el agua, dijeron.

Kalogiratos señaló que Capital Product Partners está consciente de las preocupaciones de seguridad, pero ninguno de sus clientes potenciales ha mencionado nada en este rubro.

Si bien no se han firmado contratos, Kalogiratos mencionó que Capital Product Partners está en conversaciones con un número de emisores europeos, así como con grandes empresas de energía en Japón y Corea del Sur. El Gobierno japonés se comprometió recientemente a capturar 13 millones de toneladas métricas de CO2 al año para el 2030, utilizando almacenamiento local y transfronterizo.

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