El partido arrancó con el cuadro de Ronald Koeman avocado directamente a la ofensiva. Con las líneas bien adelantadas y la presión alta, la cancha se inclinó de inmediato hacia el arco de Keylor Navas que en los primeros 25 minutos tuvo bastante trabajo.
Ousmane Dembélé tuvo dos oportunidades inmejorables al quedar con pelota dominada en el área, pero la primera la definió por arriba del travesaño cuando buscó el palo más lejano con su pierna derecha y en la segunda, el costarricense le adivinó el destino de su zurdazo cruzado. También Messi contó con alguna posibilidad y hasta Dest tuvo la suya con un tiro que hizo sonar el travesaño.
Sin embargo, el PSG, que había advertido el riesgo de la postura del visitante en algún contragolpe se encontró con una situación ideal a la media hora de duelo. Lenglet pisó accidentalmente a Mauro Icardi en el área y tras revisar la acción en el VAR, el árbitro cobró penal para el local. Mbappé se hizo cargo de la ejecución y cambió la falta por gol con un derechazo cruzado al ángulo, inatajable para Ter Stegen.
Cuando parecía que el conjunto de Pochettino iniciaría un dominio del juego, Lionel Messi sorprendió a todos. El Diez se vistió de héroe para desenfundar un tiro de media distancia potentísimo que se clavó en un ángulo. Ese tanto renovó las energías de su equipo y en apenas unos minutos generó un puñado de ocasiones que obligaron a lucirse al ex arquero del Real Madrid.
Pero sin dudas, la más clara estuvo en los pies de Messi, quien asumió la responsabilidad y pateó un penal que el juez cobró tras una infracción de sobre Antoine Griezmann. En esta ocasión, no estuvo preciso y fue Navas el que con sus piernas le ahogó el grito y dejó el marcador 1 a 1 en el primer tiempo.
El partido de Lionel Messi ante el PSG
Para lograr esta difícil remontada, los de Ronald Koeman deben inspirarse en la épica que protagonizó la institución en 2017 con Luis Enrique en el banquillo frente al mismo rival, pero aquella vez en su estadio, al superar con un 6-1 el 4-0 que se habían traído de París.
Pero entonces el Barça actuó como local y esta vez tocará emular la gesta lejos de su estadio, aunque sin la presencia de público rival a causa de la pandemia del coronavirus, en un recinto que cumple un año sin sus hinchas.
A pesar de lo difícil que se presenta el contexto, cabe señalar que los azulgranas llegan envalentonados después de la remontada por Copa del Rey ante el Sevilla que los depositó en la final del torneo, y de acercarse a la punta del campeonato local.
Además, el equipo cuenta en su expedición con su nuevo presidente, Joan Laporta, que el domingo venció holgadamente en las urnas y el lunes ya visitó a la plantilla en la Ciutat Esportiva Joan Gamper.
El Barça, que no se pierde unos cuartos de la Liga de Campeones desde la temporada 2006/2007, afronta el duelo con dos bajas importantes en la defensa, las de Gerard Piqué, con un esguince en el ligamento lateral interno de su rodilla derecha, y el uruguayo Ronald Araujo, que a pesar de haber entrenado con sus compañeros este martes, no forma parte del viaje. A ellos se le suman Sergi Roberto, Ansu Fati y Philipe Coutinho.
También tiene una baja de peso su rival, la de un Neymar que un mes después de su lesión no ha llegado a tiempo para regresar y que de esta forma se perderá un duelo de octavos por quinta vez desde que en 2017 aterrizó en París.
El ambiente en París es más optimista que nunca, siempre con el fantasma de la remontada de 2017 en la memoria, pero convencidos de que han tomado las precauciones necesarias para no tropezar dos veces con la misma piedra.
Pochettino, mantuvo hasta último minuto la duda del argentino Ángel di María, que acaba de volver al grupo tras un mes de baja, pero finalmente se inclinó por Julian Draxler paraa compañar a Kylian Mbappé y a Mauro Icardi en la ofensiva.
Sin dos de sus estrellas, el PSG ha ganado cinco de sus seis duelos, incluido el disputado ante el Barcelona, lo que hace al técnico sacar pecho: el bloque frente a sus individualidades.
Con información de Infobae.