Los niños que crecen con violencia física también desarrollan conductas delictivas y antisociales, tienen problemas para adaptarse y más probabilidad de desarrollar una enfermedad de salud mental, explica en un video la supervisora académica de la estrategia Crisis, Emergencia y Atención al suicidio de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala.
Pero la eliminación de castigos corporales debe acompañarse con acciones que aporten «tecnología conductual, herramientas y entrenamiento para quienes no tomaron cursos para ser papás, que son la mayoría», dice la doctora, ya que no existen estudios que demuestren que a mayor castigo, mejores personas a futuro.
De hecho, se ha comprobado que la violencia física y la humillación sólo logran que en el corto plazo los niños y adolescentes cumplan con cierto orden, pero a largo plazo tienden a ser humanos más agresivos, aunado a que tienen el riesgo de ser adultos obesos o alcohólicos, pues buscan en sustancias el llene de ese vacío emocional.
Por ello, desde hace 20 años se ha dado un incremento de los talleres que ahora es sustentado con lo que consiguió el Senado, a fin de que las escuelas de padres tengan más profesionistas que ayuden a erradicar esta histórica y errónea manera de «educar».
Al respecto, Carolina Santillán comenta: «Los padres tienen la obligación de educar pero en forma responsable y respetuosa y el menor tiene derecho a expresar su opinión. Esta aprobación permitirá que se tomen estrategias eficaces antes que las primitivas donde no se realiza el diálogo, hacen falta más acciones pero ya es un primer paso».