A mediados de la semana pasada la mujer, casada y con dos hijos pequeños, se enteró de que se estaba viralizando la grabación entre sus colegas. El viernes las imágenes llegaron a su marido, por lo que Verónica sufrió una crisis de ansiedad que le obligó a abandonar la fábrica en la que trabajaba «porque no aguantaba la presión».
«Ella quería que la historia pasase, que la gente dejase de hablar cuanto antes e intentar otra vez estar tranquila», explicó Susana Martín, compañera de trabajo de Verónica, que añadió que la víctima no tenía pensado denunciar los hechos. «Cuando se enteró el marido de que el vídeo estaba circulando, a ella […] se le cayó el mundo», detalló otro compañero, Iván Cacho.
En opinión de Cacho, «todos y cada uno de los compañeros de Verónica» son responsables de que la mujer se quitara la vida, así como la empresa, que conocía la situación y no supo solucionarla. Asimismo, el hombre reveló que «había miradas, gente que iba al puesto de trabajo para ver quién era la compañera», motivo por el que Verónica sufrió mucha presión e incluso acudió al departamento de recursos humanos.