“Tras el derrumbe del edificio, hay 57 estudiantes que han sido trasladados al hospital para recibir tratamiento y podemos confirmar que ha habido siete muertes”, dijo el portavoz del Gobierno de Kenia, Cyrus Oguna, a los periodistas en un principio.
Horas más tarde, el ministro keniano de Educación, George Magoha, elevó el número de heridos a 64.
Solo dos de ellos se encuentran en un estado “relativamente crítico”, según especificó a los medios Evanson Kamuri, del Hospital Nacional Kenyatta de Nairobi, donde fueron ingresados.
“La mayoría de ellos están estables, gracias a Dios. Solo dos de ellos, un niño y una niña, se encuentran en estado crítico “, detalló Kamuri a las puertas del hospital.
El derrumbe afectó a la escuela Precious Talent School en la zona de Ngando, parte del suburbio de Dagoretti en el oeste de la capital keniana, donde el edificio de dos plantas y construido con madera y paneles de metal se vino abajo en torno a las 07:00 hora local.
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, envió sus “más sinceras condolencias” a las familias de los niños afectados en Twitter, al tiempo que aseguró que se están tomando “medidas urgentes para contener la situación y aliviar el sufrimiento”.
Tanto los servicios de emergencia como los propios vecinos de la zona intervinieron en el rescate de los alumnos del centro, que quedó reducido a escombros y, al parecer, daba clases a unos 800 estudiantes.
El director de comunicaciones del servicio de ambulancias Saint John, Fred Majiwa, explicó que el piso superior, hecho de hormigón y en el que estudiaban niños de primaria, se hundió y cayó sobre las aulas de la planta inferior destinada a alumnos de mayor edad.
Por su parte, el propietario de la escuela, Moses Wainaina, calificó la tragedia de “accidente” y culpó a las autoridades municipales por unas recientes obras de alcantarillado que, a su juicio, debilitaron los cimientos del edificio.
Con información de López-Dóriga Digital.