Tres investigadores encontraron los cadáveres de los animales, que murieron de hambre durante el invierno pasado, mientras realizaban el mapeo anual de las poblaciones de renos salvajes en el grupo de islas, ubicado a unos 1.200 km del Polo Norte.
Por su parte, el jefe del proyecto, Åshild Ønvik Pedersen, atribuyó esta “tasa de mortalidad muy alta”, a las consecuencias del calentamiento global, que, en el Ártico, ocurre dos veces más rápido que en el resto del mundo, según los climatólogos.
Los renos en Svalbard son una subespecie, Rangifer tarandus platyrhynchus, y son de patas cortas, con cabezas encantadoramente pequeñas y redondeadas.
Además de que la población de renos disminuyó, también los animales individuales eran mucho más delgados de lo que deberían haber sido.