Aunque el tiroteo registrado en el ejido Doroteo Arango y Periquitos del sur del municipio fue lejos de zonas habitadas, causó pánico entre los conductores porque los presuntos criminales instalaron un tipo de retén para revisar vehículos.
Durante el enfrentamiento se presume que hubo disparos de altos calibres y probablemente estallido de granadas, debido al daño registrado en vehículos que fueron abandonados por los sicarios.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y del Ejército Mexicano acudieron al sitio tras las denuncias anónimas al 911por parte de ciudadanos que pasaron por el lugar.
De acuerdo con los testigos, los grupos armados usaron convoys de hasta quince camionetas, algunas eran unidades motrices alteradas con blindaje artesanal tipo «monstruo».
En el lugar los soldados encontraron el cuerpo de un pistolero con ropa de camuflaje, similar al que usan los militares, y chaleco con placa antibalas.
Aunque las autoridades no han dado a conocer lo asegurado en el lugar del enfrentamiento, al menos dos camionetas con daños y rastros de sangre fueron arrastradas por grúas.
Una es una camioneta blanca tipo Durango blindada de cuatro puertas, cuyo vidrio frontal tenía impactos de bala que no perforaron el cristal blindado y la segunda una camioneta Ford de cuatro puertas con blindaje hechizo en la ventana trasera y escotillas para disparar.