Según un estudio publicado en la revista Science Advances, la región analizada incluye completamente varios estados de EE.UU., como California, Nevada, Utah y Arizona; partes de Wyoming, Colorado y Nuevo México; así como algunas porciones más septentrionales de México.
Según explica el portal EurekAlert, una docena de megasequías —sequías severas de varias décadas de duración— azotó esta parte del planeta entre los siglos IX y XVI, si bien alrededor de 1600 cesaron de manera inexplicable. Ahora, esta reciente investigación concluye que la causa de estos fenómenos catastróficos podría residir en las condiciones térmicas del océano junto con el alto forzamiento radiativo (cuando la Tierra absorbe más luz solar de la que emite al espacio), y advierte que el cambio climático aumenta el riesgo de que vuelvan a aparecer.
En particular, los investigadores identificaron tres factores clave que estarían detrás de las megasequías que afectaron en el pasado a la zona estudiada: el forzamiento radiativo, los frecuentes y fuertes fenómenos climáticos de La Niña en el Pacífico y las condiciones cálidas en el Atlántico. El alto forzamiento radiativo secó la región, mientras que las temperaturas de la superficie del Atlántico más cálidas de lo habitual, combinadas con los fenómenos de La Niña, disminuyeron las precipitaciones en un área ya seca.
Aunque estas megasequías son difíciles de predecir, los científicos estiman que el cambio climático impulsado por el ser humano abre la puerta para que vuelvan a afectar a la zona en el futuro. «Debido a que aumenta la aridez de base, en el futuro cuando tengamos una gran La Niña, o varias de ellas seguidas, ello podría conducir a megasequías en el oeste americano», señala el autor del estudio, Nathan Steiger.