Jaime, de 25 años, narró a El Diario la travesía que realizó durante dos meses desde Sudamérica hasta esta frontera, a donde llegó después de viajar “tres días y tres noches” desde Puebla, dentro de un camión de carga en la que viajaban aproximadamente 300 personas, entre hombres, mujeres, niñas, niños y adolescentes.
“Cuando me subí me dijeron que me tomara una pastilla para que no tuviera ganas de orinar en el camino, entonces me tomé una pastilla. Y nos dieron una botellita para orinar ahí, tanto hombres como mujeres. Entonces, como traía la botella, yo me volteaba ahí a orinar en la botella”, relató sobre una de las peores experiencias de su travesía.
El hombre, cuyo nombre real y nacionalidad fueron omitidos por su seguridad, explicó que debido a la inseguridad tuvo que salir de su país, en donde tenía un negocio de comida rápida, por lo que busca llegar a Chicago, con su hermano.
“Viajar con guía sale carito, 35 mil dólares (600 mil 442.50 pesos mexicanos) –desde Sudamérica–. Yo no tengo familia, sólo a mi hermano, y me dijo: inténtalo”, comentó parado frente a Estados Unidos, sin poder cruzar aún el cerco de púas instalado por la Guardia Nacional de Texas en la frontera con Ciudad Juárez.
El viaje de Jaime duró dos meses, en los cuales cada vez pensaba que estaba viviendo la peor experiencia de su vida, pero luego se encontraba con otro suceso más difícil.
“Fueron dos meses viajando, tuve que pasar el Darién, ir en tráiler, por las bodegas, todo. El Darién fue caminando, claro; de Colombia me salí de Necoclí hasta Acandí en un bote que corre cuatro horas por el océano (Mar Caribe), luego llegué hasta Bajo Chiquito, Panamá. Duré día y medio en el Darién, porque yo venía solo y no tenía hijos, la gente que tiene hijos está demorándose cuatro días caminando, es más tardado”, recordó.
Aunque el viaje lo hizo solo, en los diferentes trayectos se unió a varios grupos de haitianos y venezolanos, como ocurrió de Panamá a Costa Rica, de Costa Rica a Nicaragua, luego a Honduras y a Guatemala.
“(Viajé) así, de carro en carro, en buses. Lo más complicado –hasta ahí– era cruzar la frontera de Guatemala a México; en Chiapas, esas tierras, porque son de las bandas organizadas y a mí sí me han intentado (secuestrar)”, relató.
“Me tocó caminar igual, caminé casi desde Chiapas dentro de puros ranchos, luego no sé en qué parte de Chiapas me compré un boleto de bus para Veracruz, y luego de ahí otro a Puebla”, agregó.
‘Tres días y tres noches en silencio’
Sin dinero para contratar un “coyote” hasta la frontera, en Puebla comenzó su viaje a Ciudad Juárez dentro de un tráiler, sin saber que tendría que permanecer encerrado durante tres días, y sin conocer el costo, ya que lo pagó su hermano desde Estados Unidos.
“De Puebla para acá viajé en tráiler, todos iban con guía, yo no, pero me cobraron para traerme para acá. Fueron tres días y tres noches, cuando estaba el calor ahí hacía más calor y cuando estaba frío hacía más frío. Serían unas 300 personas, niños, mujeres, de todo… no nos podíamos bajar para nada, todo el mundo en silencio, tres días y tres noches sin hablar nada, nada, sin hacer movimiento para que no nos cogiera la Guardia Nacional o la mafia, teníamos que estar todo mundo callados”, narró.
Al viajar dentro de la caja del camión de carga, Jaime pensó nuevamente que esa era su peor vivencia, sin poder tomar más que el agua de una pequeña botella de 500 mililitros, en la cual después tuvo que orinar, dando la espalda dentro del tráiler a las mujeres, niñas y niños.
Jaime no sabe qué pastilla les dieron los traficantes para que tomaran, sólo le dijeron que era para que no tuvieran ganas de ir al baño y para que pudieran soportar el encierro.
“Toda la gente había venido con guía, con el ‘coyote’, y a mí me bajaron por allá. La gente que tenía guía se fueron cada quien a su bodega, como yo no tenía ningún guía, a mí me dejaron ahí”, dijo quien al llegar al río Bravo/Grande se encontró con el “muro de Abbott”, por lo que tuvo que dormir en la orilla del cauce.
“Aquí es difícil cruzar la frontera, entré por donde está una equis roja (la Plaza de la Mexicanidad), ahí me les entré, pero me sacaron otra vez. Dos veces intenté ayer, entonces me vine para acá. Los monitores (Guardia Nacional de Texas) de allá me dijeron que tenía que ir por la puerta 40, ‘por allá está abierta’, me dijo. Pero, no hay cómo sacar el asilo político aquí”, lamentó.
Ahí, parado frente a una frontera de Texas militarizada y rodeada de púas, el sudamericano creyó nuevamente que esa era la parte más difícil de su viaje, por lo que le habló a su hermano para decirle que la frontera estaba cerrada.
“Ya le dije que ya estoy aquí y me dice: inténtalo, inténtalo, si no para que no estés ya sufriendo. Porque aquí se sufre, si uno no tiene plata no puede comprar ni agua ni nada”, confesó.
Casos recientes
El pasado 24 de abril agentes federales del Instituto Nacional de Migración (INM) descubrieron un tráiler en el que eran transportadas 131 personas migrantes.
De las personas localizadas, 108 son originarias de Guatemala, 22 de Ecuador y una de El Salvador. Entre ellas viajaban nueve núcleos familiares y 14 menores no acompañados, informó el Gobierno federal.
“Como resultado de un trabajo conjunto entre autoridades de los tres órdenes de gobierno, se ubicó la mañana del 24 de abril en un punto de revisión en el poblado de Samalayuca, Chihuahua, a 131 personas migrantes que viajaban en condiciones precarias al interior del contenedor de un tractocamión. Al llevar a cabo la acción de verificación migratoria, agentes federales del Instituto Nacional de Migración identificaron a las personas, quienes no acreditaron su estancia legal en el país”, dio a conocer a través de un comunicado de prensa.
Se dijo que, como parte de las “acciones de protección”, los adultos solos fueron trasladados a la estancia provisional del municipio de Janos para realizar su procedimiento administrativo migratorio, mientras que los núcleos familiares y los menores no acompañados fueron puestos a disposición del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y la Procuraduría de Protección a Menores, a fin de que se emitieran medidas de protección y se determinara un plan de restitución de sus derechos.
El fin de semana, un juez federal de Control vinculó a proceso a Gustavo G. G., el conductor del tráiler propiedad de la empresa Tromex Logistics S. de R.L. de C.V. en el que eran transportadas las personas, pero determinó que llevará el proceso en libertad.
En julio de 2023, el INM descubrió en Veracruz a 206 personas que eran transportadas dentro de un tráiler, las cuales habían sido obligadas a ingerir sustancias “para soportar el encierro”, como ocurrió con Jaime.
A través de un comunicado de prensa se informó que los migrantes provenientes de Guatemala y Honduras estaban encerrados en la caja de un tráiler que fue abandonada en Cardel, Veracruz, “hacinados, deshidratados y medicados para inhibir sus necesidades básicas, de acuerdo con sus propios testimonios”; habían sido obligados “a ingerir sustancias para soportar el encierro”.