“El principal impacto vendrá por parte del empleo porque los migrantes son los más vulnerables durante las crisis, por no ser originarios de los países en donde trabajan, al ver disminuidos sus ingresos y reducida la posibilidad de enviar dinero”, dijo el economista principal de Migración y Remesas del organismo, Dilip Ratha.
En un enlace virtual, explicó que hay 270 millones de migrantes en todo el mundo, que envían cada año 554 mil millones de dólares que sus familiares lo usan para comer, ropa, vivienda, salud, negocios o para que sus hijos vayan a la escuela.
Pero esa cantidad que se reporta cada año, podría reducirse a 445 mil millones de dólares en el 2020, indicó al confirmar las estimaciones que ya había hecho el BM en días pasados.
Ante ese contexto, Ratha consideró que los migrantes deben ser incluidos en las respuestas de índole sanitario y protección social de transferencias en efectivo y vivienda.
Puso de relieve que los inmigrantes ilegales, sobre todo, no están bancarizados.
De ahí la importancia de tener acceso a un banco o una tarjeta de crédito; es fundamental para hacer uso de los medios digitales, explicó.
Subrayó que las remesas representan un sustento para los países más pobres y esta alteración, puede tener un impacto importante en un gran número de países, así como en las personas de menores ingresos.
La estimación de una reducción del 20% de las remesas será mundial, puntualizó, lo que no se había visto desde que empezaron hacer la medición a partir de la década de los ochenta.
Refirió que en la crisis financiera mundial del 2009, cayeron 5% aproximadamente, pero después se recuperaron rápidamente, pues en 2010, el flujo de remesas en los países de ingreso medio y bajo, regresaron a los niveles anteriores.