El ataque en Angamacutiro, localidad del estado de Michoacán donde las bandas de narcotraficantes han luchado por dominar la economía local y las rutas del narcotráfico, se produce después de otros asesinatos y secuestros prominentes en la zona.
La pareja —identificada por la fiscalía mexicana solo como Rafael C., de 53 años, y María Gloria A., de 50— residía en California y llegó a finales de noviembre para pasar las fiestas con la familia, dijo Magdalena Guzmán, responsable de prensa de la fiscalía de Michoacán. Las autoridades mexicanas no suelen revelar los nombres completos de las víctimas de delitos para no obstruir las investigaciones.
La fiscalía dijo que el hombre había nacido en Estados Unidos y que la mujer era una estadounidense naturalizada nacida en México. Guzmán dijo que no había información inmediata sobre los motivos por los que se había atacado a la pareja.
Las autoridades se enteraron del ataque después de que agentes de seguridad encontraran el vehículo de la pareja acribillado a balazos en una calle de Angamacutiro. Dentro estaba el cadáver de la mujer, quien murió en el acto, dijeron las autoridades. El hombre, hallado vivo pero gravemente herido, fue trasladado a un hospital cercano, donde murió a primera hora del jueves, dijo Guzmán.
Un portavoz de la embajada de Estados Unidos en México dijo que las autoridades eran “conscientes de la situación” y la seguían de cerca. El Departamento de Estado dijo en un comunicado: “Somos conscientes de los informes sobre la muerte de dos ciudadanos estadounidenses en Michoacán, México. Estamos trabajando para recabar más información y estamos dispuestos a proporcionar asistencia consular en caso necesario”.
Los asesinatos se produjeron tras una serie de episodios sangrientos en Angamacutiro, que limita con Guanajuato, uno de los estados más violentos de México, al noroeste de Ciudad de México. A finales de octubre, unos hombres armados con fusiles de asalto asesinaron a la jefa de la policía de la localidad. La exalcaldesa de la ciudad, Maribel Juárez Blanquet, fue secuestrada a principios de año y permanece desaparecida. Su hermano, diputado local, fue asesinado a tiros en 2020.
“Para mí no es fácil traer nueve escoltas, andar en una camioneta blindada. Porque no es un lujo, porque es una necesidad”, dijo Juárez Blanquet a una multitud en un mitin en 2021, cuando se presentó a la reelección como alcaldesa. “A pesar de las amenazas que me han hecho a mí, no me voy a dar por vencida”.
Varios brotes de violencia —una guerra territorial en curso en el estado norteño de Sinaloa, la decapitación de un alcalde y el tiroteo mortal contra migrantes a manos de soldados mexicanos— han empañado los primeros meses en el cargo de la nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien fue votada con la promesa de hacer frente al derramamiento de sangre que asola el país de norte a sur.
“Tengan la certeza de que vamos a disminuir los índices delictivos”, dijo Sheinbaum a los gobernadores del país en una reunión sobre seguridad celebrada el martes en la ciudad turística de Acapulco, donde describió los esfuerzos de su administración para mantener a raya la violencia.
Sheinbaum ha centrado su estrategia de seguridad en cuatro puntos clave: evitar que los jóvenes se unan a las filas de los delincuentes, colocándolos en el lugar de trabajo o en un aula; reforzar los soldados federales mexicanos, incluida una Guardia Nacional de 130.000 efectivos, y las fuerzas policiales locales y estatales para evitar cualquier connivencia con los grupos del crimen organizado; centrarse en la inteligencia y las investigaciones que conduzcan a detenciones de alto perfil, y mejorar la coordinación entre las autoridades federales y estatales, incluidas las fiscalías.
“Cuando me preguntan si va a funcionar la estrategia, estoy convencida que va a funcionar”, dijo Sheinbaum durante la reunión del martes.
Al día siguiente, unos hombres armados mataron a tiros a un juez de alto rango cuando salía de un edificio judicial en Acapulco.