No se trata de una simple coincidencia, sino de una tradición que data de hace muchos años atrás.
En el año 325 se decidió que el Domingo de Pascua sería el siguiente a la primera luna llena tras el equinoccio de primavera. Por tanto, sólo puede tener lugar entre el 22 de marzo y el 25 de abril. De esta forma, siempre hay luna llena en Semana Santa, y, por este motivo también, algunas Semanas Santas caen antes y otras después.
El pasado viernes, llegó la luna llena conocida popularmente como la “luna rosa”, tratándose de la primera luna llena después del equinoccio de primavera, que tuvo lugar el pasado 20 de marzo.
Asimismo, la luna no se tiñó literalmente de rosa. Históricamente los primeros nativos americanos llamaron de esta forma a la luna en honor a las primeras flores de primavera. Denominaron de esta forma a la luna de primavera, inspirados por el color rosado de las flores salvajes.
Información de El Universal.