Pese a labores de brigadistas profesionales, y en algunos casos hasta apoyo ciudadano, en varias regiones del país las afectaciones siguen y son visibles desde lejos debido a las humaredas y el fuego.
Uno de los casos se registra en Jilotzingo, a unos 76 kilómetros de Toluca, Estado de México, donde desde el pasado 17 de marzo se han reportado incendios y, este miércoles, continúan las conflagraciones que ya cobraron la vida de cuatro personas (un policía, un brigadista y dos comuneros).
En Santa María Mazatla, una localidad de Jilotzingo de difícil acceso y ubicada a 2 mil 800 metros sobre el nivel del mar, se han enviado algunos helicópteros con agua, pero la afectación es de más de 60 hectáreas de bienes comunales.
Campesinos que han intervenido en labores para cuidar sus territorios en ese bosque, como en el de San José de las Manzanas, sitio turístico donde se rentan cabañas y venden truchas, no han podido evitar que siga el siniestro que ha afectado 527 hectáreas en el municipio.
Hace dos días, la Alcaldesa de Jilotzingo, Ana Teresa Casas González (PRI), acusó que los incendios pudieron haber sido provocados, al señalar que mientras ellos controlan el incendio, luego el fuego vuelve a surgir.
«Teníamos la sospecha, no queríamos ser paranoicos. No sabemos cuál es la situación, estamos muy preocupados porque adicional al hecho de estar apagando el incendio, ahora vamos a tener que estar revisando a las personas alrededor, porque no sabemos quién lo está provocando», dijo a medios de comunicación.
«Nuestra tierra pertenece a la Reserva Otomí Mexica, por lo que dejo en claro que no hay ni habrá proyectos inmobiliarios en la zona mientras yo sea presidenta», agregó la priista.
También en esta entidad, pobladores de Lerma bloquearon la Autopista Toluca-Naucalpan para urgir a las autoridades su ayuda para sofocar los incendios.
Los pobladores originarios de la comunidad de Xochicuautla también acusaron que los incendios fueron provocados.
Actualmente, en Lerma se reportan tres incendios activos y, a decir de sus pobladores, pese a los constantes incidentes, las autoridades no otorgan recursos suficientes, por lo que han sido orillados a arriesgar su vida para salvar los territorios y han tardado más de una semana en apagarlos.
En el caso de Veracruz, su región de las Altas Montañas, en específico en municipios como Nogales, ha sufrido los estragos de un incendio que ya consumió 670 hectáreas.
En la Sierra de Zaragoza, en Nuevo León, el fuego empezó el pasado lunes y al menos ha consumido 80 hectáreas, y en Tlayacapan, Morelos, suman 154 hectáreas afectadas y aún hay trabajos para sofocar el incendio.
Otro lugar con alertas encendidas es Mactumatzá, Chiapas, donde luchan por extinguir el fuego que inició desde el martes pasado y que, hasta ahora, ha dañado 100 hectáreas de área verde.
Una afectación más que ya lleva varios días es en Ixtlahuacán de los Membrillos, en Jalisco, donde el fuego que se registra desde el pasado 24 de marzo ya ha dañado 192 hectáreas.