Ayer, el Gobierno de Joe Biden solicitó al de México que se inicie una serie de consultas fitosanitarias en el marco del T-MEC bajo el Capítulo 9 sobre el tema del maíz.
«Las políticas de México amenazan con interrumpir miles de millones de dólares en el comercio agrícola y sofocarán la innovación que es necesaria para enfrentar la crisis climática y los desafíos de seguridad alimentaria si no se abordan», sostuvo Katherine Tai, Representante Comercial de Estados Unidos.
La Secretaría de Economía respondió que México demostrará con datos que no ha habido afectación comercial hacia Estados Unidos con el decreto sobre maíz transgénico.
Juan Carlos Anaya Castellanos, director de GCMA, explicó que la demanda estadounidense no tiene un fin sólo comercial sobre el maiz blanco, pues el 95 por ciento de sus exportaciones son de la variedad amarillo, las cuales quedaron liberadas del veto con el nuevo decreto que publicó el Gobierno mexicano el pasado 13 de febrero.
«El fondo del reclamo de Estados Unidos es técnico y científico, pues teme que en un momento dado el Gobierno mexicano podría vetar de nuevo las exportaciones de maíz amarillo. México no tiene evidencia científica de lo que asegura y la lleva de perder tanto en la mesa de pláticas (consultas) de los 70 días como en el panel».
«Si pierde México, que es lo más seguro, Estados Unidos va a imponer aranceles a productos mexicanos, entre los que sobresalen la cerveza, tequila, aguacate, ganado en pie, carne de res, tomate, entre otros. Lo que debe hacer el gobierno es retractarse».
Francisco Chapa Góngora, integrante del comité de prácticas societarias del CNA, refirió en que de resultar improcedentes las consultas, el caso será resuelto en un panel de controversias en el que el País tiene prácticamente perdido el caso.
«Lo mejor es que el Gobierno mexicano se retracte porque al no presentar evidencia científica está infringiendo el T-MEC, no hay posibilidad que gane y será un duro golpe para las exportaciones mexicanas a Estados Unidos».