El flujo de migrantes al campamento improvisado ubicado en el bulevar Juan Pablo II, al sur de la ciudad, ha sido constante. El miércoles había al menos mil 600 personas de diversas nacionalidades y todas las edades y ayer, otros cientos arribaron tras haber sido bajados del tren.
Cada vez son más las casas de campaña improvisadas que se aprecian en la colonia Robinson, pero también al norte, en la Deportiva Pistolas Meneses donde permanecen ciertos de personas que tuvieron que frenar su camino hacia Ciudad Juárez para intentarán cruzar a los Estados Unidos.
La situación ha generado quejas por parte de comerciantes y vecinos porque las personas en tránsito piden dinero y dejan basura; se han reportado riñas y hasta agresiones con arma de fuego, mientras los migrantes carecen de alimentos adecuados, un techo y algunos de atención médica, ya que presentan enfermedades.
Retomará el INM sus actividades hasta el lunes
Ante la problemática que va en aumento, el personal de las oficinas del Instituto Nacional de Migración dejó de laborar durante los Días Santos, por lo que será hasta el lunes cuando sean retomadas las actividades.
Ayer, solamente algunas personas estaban en las oficinas de la calle Cuarta, en el Centro de la ciudad, pero se trataba de empleados de limpieza y guardias, quienes acudieron a realizar sus labores.
En lo que respecta a los funcionarios federales, no acudieron a las oficinas ya que es asueto, por lo que dos de las unidades federales, dos camionetas, permanecieron estacionadas en el exterior. La indicación fue que el lunes estará abierto al público.
Mientras el INM no está en funciones en sus oficinas, las calles aledañas al bulevar Juan Pablo II no han dejado de recibir a decenas y hasta cientos de migrantes que llegan para sumarse a quienes llevan ya dos meses esperando poder seguir su ruta hacia la frontera.
Entre las personas que llegan hay menores de edad que acompañan a sus padres con algunas mochilas y otras pertenencias, con la incertidumbre de cómo llegarán a su destino. El campamento ha ido creciendo de manera constante, por lo que a lo largo de varias calles y en terreno abundan las improvisadas casas de campaña.
La llegada de más personas aumenta la población de esta nueva “colonia”, que ya tenía cerca de mil 400 personas que ya no pueden subir al tren por prohibición de autoridades federales, pero tampoco tienen permitido subir a camiones o vehículos ya que, según han dicho, la Policía Municipal les ha dicho que podrían ser detenidos.
Las tiendas se multiplican en la zona al sur de la ciudad, al frente de edificios abandonados, que fueran negocios, ahí se instalan para huir de la tierra que el aire levanta sobre ellos y se los deja sobre la comida.
En ese espacio también comen, hacen sus necesidades y se asean. Aunque han quemado basura y el Municipio ha desplegado cuadrillas para recoger desechos, los riesgos sanitarios no desaparecen por las pobres condiciones de higiene.
Mientras que en la Deportiva Pistolas Meneses, la cantidad de migrantes fluctúa entre las 100 y 200. Ayer, en un recorrido realizado por El Diario, pudo constatarse la permanencia de estas personas: hombre, mujeres y niños que colocan tiendas de campaña hechas con cobijas y cartone