Desde el domingo, convivió por primera vez con ejemplares de su mism especie y disfrutará de un hábitat que reproduce las condiciones en las que habitan los elefantes libres de Asia y África.
Scott Blais, director del Santuario de Elefantes de Brasil explicó: “Esta misión está completada. Está aquí. Ramba finalmente está aquí. Docenas y docenas de personas se unieron para cambiar su vida. Y misión cumplida. Ha sido un gran éxito”.
Blais reconoció que la travesía fue todo un reto. Tuvieron que superar numerosos obstáculos y controlar los nervios.
“Es la vez que más preocupado he estado por el traslado de un elefante, pero incluso así, cuando vino aquí y salió, me pregunté si tanta preocupación era realmente necesaria. Creo que dejé que mi miedo se apoderara un poco de mí. Fue una buena lección y ella lo hizo muy bien”, explicó Blais.
Ramba se sobrepuso a las dificultades del trayecto por carretera, sobrevoló los Andes y llegó al santuario el domingo. Ese día, salió por voluntad propia de la caja en donde fue transportada desde Santiago de Chile.
Y después de 50 años de inmensa soledad, pudo interactuar por primera vez con dos miembros de su especie, Maia y Guida, a las que se acercó de forma tímida.