El hecho sorprendió a los fronterizos, quienes comenzaron a compartir fotos en redes sociales, mientras que El Diario no logró obtener la versión oficial de CBP.
“Andan buscándoles piojos”, publicó un usuario de Facebook junto a la imagen de una mujer vestida de azul, con guantes negros, que revisaba la cabeza de una mujer de blusa café claro.
Otra juarense, quien pidió omitir su nombre, compartió a El Diario cuatro fotografías más en las que la misma mujer exploraba la cabeza a otra vestida con una blusa de rayas negras y blancas.
En las imágenes se observa que primero le examina distintas zonas de la cabeza, después la toca de la cadera y luego del abdomen, mientras un niño que acompaña a la migrante observa la escena.
“No sé qué trámites iban a hacer, pero eran migrantes, por su acento eran migrantes (centroamericanos) y traían documentos en la mano”, dijo la juarense, quien desde la fila de turistas con visa captó con su celular las que muestran también una fila de personas acordonadas.
A la mitad de la fila se observa a la misma mujer que captó el usuario de Facebook, vestida con una blusa café claro, cuando era explorada de la cabeza, pero ya está cubierta de la cabeza con un plástico.
“Son estrategias de salud pública y de control de enfermedades epidemiológicas en la población migratoria”, explicó el historiador juarense con especialidad en temas fronterizos Iván González.
Recordó que estas medidas en Estados Unidos comenzaron en 1917, cuando el alcalde de El Paso Tom Lea le exigió al Departamento del Estado norteamericano establecer un cerco sanitario en la frontera debido a una epidemia de piojos por falta de higiene y prostitución.
En el puente Santa Fe se instaló una estructura de seguridad sanitaria por el Departamento de Salud, y comenzaban a lavarles el cabello a quienes cruzaban entonces la frontera, principalmente mujeres juarenses que trabajaban como sirvientas en El Paso, narró González.
“Les lavaban el cabello con queroseno y creolina, una mezcla que fabricaba la empresa Bayer, esa mezcla con mayor concentración fue la misma empresa la que utilizó en Alemania, aquí fue como el experimento”, comentó.
A las mujeres “les quitaban la ropa y las lavaban en unas secadoras gigantes, la gente salía con los zapatos chamuscados… les lavaban el cabello y el cuerpo. Dejaron de hacerlo porque hubo una denuncia de que los agentes migratorios les tomaban fotos y las vendían en una cantina del Centro de El Paso”, señaló el historiador.
En 1948 instalaron en El Paso un centro sanitario, esta vez para detectar enfermedades entre los braceros que cruzaban todos los días a trabajar, quienes eran fumigados.
“Era quítese la ropa y revisar genitales, respire, saque el aire. En el 69 se funda la primera clínica de medicina migratoria en Juárez, con médicos panelistas”.
Con esta nueva migración Estados Unidos activó los protocolos de revisión sanitaria, destacó González.
“Ellos lo ven de forma fría, como una cuestión como hasta militar de ‘eres un cuerpo que va a la guerra’, para ellos son cuerpos no válidos, no cualificados, una vida no cualificada, es lo mismo que les hicieron en el Holocausto a los judíos”, apuntó.
Esta frontera, dijo, se convirtió en el cerco sanitario entre México y Estados Unidos, en punta de lanza de una estrategia biopolítica a través de esas prácticas de revisión.
“Es una práctica denigrante donde te reviso, te asimilo, es la forma en que puedo entenderte como ajeno y que entiendas que eres ajeno… hacen ver que no solamente estás entrando a un territorio ajeno, es ‘en tu cuerpo te estoy haciendo ver que yo tengo el poder sobre tu vida, ya no solamente el permitirte pasar, sino el decirte: ojo, tú representas un riesgo, al ingresar pierdes todo derecho y dignidad y tengo que revisarte’”, señaló el historiador.
González explicó que desde 1969 Estados Unidos cuenta con clasificaciones de salud pública para permitir o negar el acceso a los migrantes, la Clasificación A es como despreciable, no pueden entrar, se quedan en México por enfermedades contagiosas.
Y en la Clasificación B, por factores como tatuajes, adicciones o depresión, pueden ingresar pero con un seguimiento.
Informacion de El Diario de Juárez.