Algunos funcionarios se sienten frustrados porque las relaciones comerciales de Estados Unidos con China todavía están definidas por las políticas establecidas por el presidente Donald J. Trump, incluidos los aranceles impuestos a más de 360 mil millones de dólares en productos y compromisos comerciales realizados durante un acuerdo que Estados Unidos y China firmaron a principios de 2020.
Las preocupaciones sobre el enfoque económico de Estados Unidos hacia China han adquirido una nueva urgencia en medio de una rápida inflación. La secretaria del Tesoro, Janet L. Yellen, y otros funcionarios han argumentado que el conjunto completo de tarifas no tenía un propósito estratégico y podría eliminarse, al menos en parte, para aliviar la carga financiera de las empresas y los consumidores.
Pero esas ideas han encontrado el rechazo de otros altos funcionarios de la administración, como algunos de los principales asesores de la Casa Blanca, el representante comercial de Estados Unidos y grupos laborales. Argumentan que eliminar los aranceles, que se establecieron para castigar a China por sus prácticas económicas, constituiría un desarme unilateral dado que Beijing aún tiene que abordar muchas de las políticas que impulsaron las medidas en primer lugar. Con las elecciones intermedias a la vuelta de la esquina, a algunos funcionarios de la administración les preocupa que la eliminación de los aranceles haga que los demócratas sean vulnerables a los ataques políticos, según entrevistas con más de una docena de funcionarios actuales y anteriores.