Según informaron autoridades federales, el joven, cuya identidad no se reveló, «desde niño enfrentó discriminación por el uso de su lengua materna y nunca tuvo acceso a un proceso penal equitativo».
Fue a los 28 años cuando se le imputó su participación en el hecho delictivo; su familia vivía en la pobreza, por lo que nunca recibió una visita, una carta o apoyo económico durante su estancia en reclusión.
Las autoridades analizaron su caso y con base en los antecedentes de primodelincuencia, resolvieron otorgarle la libertad, al faltar dos años para completar su condena.
La Ley de Amnistía aplica, entre otros aspectos jurídicos, a quienes vivieron discriminación, enfrentaron la pobreza en sus comunidades y no tuvieron, oportunidades de desarrollo o no contaron con una defensa legal adecuada.
Para ser candidato a dicho beneficio, el reo debe tener antecedentes de buena conducta, haber llevado un plan de actividades, no tener procesos pendientes y no ser reincidente.
A nivel nacional, 2 mil 685 personas, se han beneficiado con este recurso, entre las que destacan, adultos mayores, enfermos crónicos, indígenas y personas extranjeros.