Además de los daños al edificio, se espera el temido informe sobre las perdidas que el arte pudo haber tenido en otras obras que estaban albergadas en el lugar; desde el órgano hecho por Aristide Cavaillé-Coll, hasta los centenares de esculturas y óleos que complementaban la majestuosidad del recinto.
Las imágenes de los daños en el edificio han comenzado a circular, pero aún no se sabe a ciencia cierta qué tanto afectó el fuego a esta construcción casi milenaria.
Pero entre toda la tragedia, hay un respiro pues apenas unos días antes del incendio, el 11 de abril, fueron retiradas del lugar 16 esculturas de Viollet-le-Duc, que habían sido colocadas en la parte superior externa de la catedral, junto a la aguja que cayó ayer, y que permanecían ahí desde la década de 1860, época en que tuvo lugar la gran restauración de la catedral.
Actualmente, las esculturas se encuentran en Marsac-sur-Isle, cerca de Burdeos, almacenadas en el taller de SOCRA en donde serán restauradas por un grupo de expertos liderado por Patrick Palem.
Para retirar las estatuas fue necesario utilizar una grúa de 120 metros al pie de la catedral y según marcaba el plan, este hecho representaba el inicio de la restauración de la aguja, trabajos que se planeaba duraran al menos hasta 2022, cuando las esculturas que muestran a 12 apóstoles y 4 evangelistas, volverían a su lugar.